Resulta
que había en una estancia en donde hacían muchos quesos. Y había
muchos quesos para vender. Y los quesos de adentro eran mejores que
los de afuera.
Y
un día viene un señor a comprar quesos, y el loro hablantín estaba
solo, no estaba ni la dueña de casa ni nadie. Así que:
-Buenos
días -dice el hombre.
-Buenos
días, señor, bajesé, bajesé -le dice el loro.
-¿Qué
anda queriendo?
-Por
comprar quesos -le dice.
-Bueno,
señor, cuando venga mi mamá, digalé que le dé de los quesos de
adentro, que los de afuera no sirven.
Viene
la señora y saluda:
-¿Qué
desea, señor?
-Ando
por comprar quesos, señora.
-Bueno.
Le
quiere dar de afuera.
-No,
señora, déme los quesos de adentro.
Ya
la señora había pensau que hai ser el cuento 'el loro. Bué... Y...
ya se va el hombre. Y lu agarra ella al loro:
-Vos
has contau lo de los quesos -dice y le pega.
-¡Ah!...
-dice el loro.
-¿Vos
has contau lo de los quesos?
-¡Ah!...
-dice el loro.
-¿Vos
has contau lo de los quesos?
-¡Ah!...
-dice el loro.
Le
pegó otra vez. Lo agarra de la cabeza y va lo mete en la pileta con
agua. Lo baña bien. Los zambullidos lo tiene ahí. Gritando había
'tau, el loro.
Al
rato lleva la señora una gallina clueca.
Lo
mete en el agua y lo dejan ahí. Ahí sale tiritando la gallina. Se
le arrima el loro, despacito, y le dice:
-Vos
también has contau lo de los quesos -dice.
Había
creído que ella también había contado lo de los quesos, que por
eso lo han metíu al agua.
Zenón
Revainera, 73 años. Atamisqui. Santiago del Estero, 1970.
Lugareño
nacido y criado en Atamisqui.
Cuento
780 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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