El
enfermo se incorpora en la cama y pide:
-Pilara,
tráime una miaja e vino.
-¡No
lo permita Dios! Con que ice el méico que pué que la espiches esta noche u
mañana temprano y te voy a dar vino...
-Pus
por lo mesuro. Si m'hi e morir, pus tan contento. ¡Marianooo!
¿Qué
manda, padre?
-Tráime
el porrón que está en el recibidor, que quío beber vino.
¿Pero
y lo que han traído de la botica?
-Que
se lo tome el boticario. ¿Has hecho lo que t'hi dicho?
-Sí,
siñor.
-Los
hi echab en el barreño con los demás potinges. Aquí viene el fosero.
-¿Qué
traís tú aquí?
-Pues
que icen que la diña usté y ya va siendo cosa muy larga. Ya hace tres días que
tengo los ladrillos puestos en agüa y el yeso amasan.
-¿Pa
qué?
-¡Pus
pal nicho!
-Lo
que tú quíes es vengate y asustame por los jetazos que te di el año pasan,
morros de uva, samarugo e balsa: siéntate ahí, que te vas a beber un porrón de
vino conmigo. ¡Mañicooo!
-¿Padre?
-¿Trais
el vino u voy a por él? ¡Aquí no manda nadie más que yo!
-¡Ahí
tiene usté el vino! ¡Verá qué nochecita nos va unté a dar!
¿Y
con eso se guié usté curar? -interroga el fosero.
-Con
esto. Vaya un vino ¿eh? Esto es teta.
-¿Y
el méico qué ice?
-Lo
traemos engañan ¿verdá, Pilara?
-Va
usté a ver lo que hace ésta -dice la mujer- con tos los charapotes que le
receta el méico.
Y
la mujer va a la cocina y vuelve con un barreño lleno de un líquido oscuro y
espeso.
¿Ves
eso? -inquiere el enfermo, dirigiéndose al fosero-. Pus eso son tos los
charapotes que me manda tomar y que llevan costaos más de veinte duros. ¡Qué
tío ladrón! Viene por la mañana y manda traír un pomico de una cosa que áice
tinta; güelve po la noche y manda traír otro pomico de un unto amarillo que es
lo mismo que la manyonesa esa que le ponen a las comías. Al día siguiente, unos
polvos negros, que antes me reviento que tomalos. ¡Y echa pesetas y pesetas! Y
yo, pus le digo al mañico que lo eche tóo a ese barreño y lo revuelva, y que me
den vino. Y con vino e Calatorao me voy mejorando. ¿Verla, Pilara?
-La
verdá es que está mejor que la semana pasada.
-Y
lo que estaré. ¡Ala, enterraos de probes...toma, bebe!
-De
modo que tóo eso lo guarda usté. ¿Y pa qué lo guarda?
-Pa
aprovechalo. ¿No me cuesta los dineros? Pus me lo guardo.
-¡Qué
negra está esa mistura! ¡P'aice cosa mala!
-Pué
servir pa abonar las vides: pa dáselo al perro si rabia; u pa dáselo a mi
suegra cuando le dé el histérico.
-¡Qué
cosas ties, Manuel! -exclama la mujer. ¡Deja a mi madre, que no se mete con
nadie!
-O
pa tú, cuando te levantas rabiando.
-Padre
-anuncia el mañico, sube el méico.
-¡Pus
llévate eso corriendo, que no lo vea!
-Corre
-añade la madre, quita ese barreño de aquí.
El
médico entra sin darles tiempo a hacer nada.
-Buenos
días ¿qué tal ha pasado la noche? -viendo el barreño. Eh ¿qué es esto?
-Pues...
-balbucea muy apurada la mujer.
-Esto
es que mi padre... -empieza a decir el mañico.
¿Qué
guíe usté que sea? -pregunta el enfermo. ¡Que m'hi puesto pior esta
madrugada... y hi echan tóo eso por la boca!
-¡Qué
barbaridad! -se asusta el doctor.
-¿Verdá
que sí?
-Pero,
en fin, se ha salvan usted porque... ¿cómo podía haber vivido con todo eso
dentro del cuerpo? ¡Si hubiera muerto esta tarde!
-Pues
por eso no m'hi muerto ni pienso morime -exclama el enfermo, porque no lo hi
toman. ¡Esos son los charapotes que me está usté dando! ¡Le voy a romper el
porrón en los sesos! ¡Fuera de aquí, enfantecida! ¡Mañicoooo! ¡Trái vino e
Calatorao! ¡Y tráite el guitarro!
013. anonimo (aragon)
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