Ra, el rey
de los dioses, sabía que su hija Hathor, cuando tenía apariencia humana, era la
diosa más agraciada en virtudes. Llenaba de alegría y de encanto todos los
lugares. Era la protectora de los dioses.
“El Ojo Del
Sol ” era el lado más negativo de la diosa Hathor. Ella
adquiría muy variadas formas. Cuando se enojaba todos los dioses la temían.
Un día Ra
tuvo que discutir con su hija. El Ojo Del Sol
tenía muchísimos celos de los dioses que creó su padre. Éste no pudo consentir
ese comportamiento tan injusto y Hathor se enfadó muchísimo y se marchó hacia
Nubia, teniendo que atravesar desiertos. La diosa ya no mostraba su forma
humana, tenía la apariencia de un gato salvaje o la de una leona furiosa.
Cualquier criatura que se le acercase sería víctima de ella. Cazaba y mataba,
vivía de ese modo.
Ra
entristeció y cayó en una profunda melancolía, hasta tal punto que “ El dios Sol ” ocultó su rostro y la tierra se quedó sin luz,
en una profunda oscuridad.
Yo me pregunto
una cosa:
-¡Ra! ¿Cómo
pudo ocurrir tal cosa, tú, que eres el que envía la alegría al mundo y
ahuyentas las desgracias y las penas?
Egipto
estaba desconocido. Era muy cruel ver ese panorama en la tierra. ¡Qué tristeza!
Ra pidió
ayuda a los dioses y le dijo a Thot, el dios más sabio, uno de mis dioses
favoritos, que fuera a Nubia a convencer a Hathor para que volviera a Egipto.
Thot estaba atemorizado, pues sabía que en cuanto lo viera, Hathor lo mataría.
Entonces pensó que lo mejor sería adquirir la forma de un mandril para ser más
insignificante.
Después de
seguir los pasos de la diosa, la encontró y se acercó a ella. Thot le dio
conversación haciendo referencia a Ra y recordándole que era la hija del sol,
pero ella bajo la forma de gato salvaje le dijo:
-¡Dime lo
que tengas que decir y muere!
Thot
comenzó a contarle una historia para distraerla y a su vez para recordarle que
el rey de los dioses, Ra, su padre, siempre hacía justicia. Comenzó contándole
la historia de un buitre hembra que había tenido pollitos y una gata que había
tenido gatitos. Ambas mamás habían hecho un pacto y habían jurado por Ra que
ninguna atacaría a las crías de la otra.
Un día uno
de los pollitos se escapó del nido en una de las ausencias de la madre, y al no
saber volar fue a caer donde estaban los gatitos y les quitó un poco de comida.
La madre gata sin pararse a pensar atacó al polluelo y lo hirió, después le
dijo que se fuera.
El pequeñín
no podía volar todavía porque era un pollito, pero le dijo a la gata:
-¡Has roto
el pacto y Ra te lo hará pagar!
El polluelo
murió. Su madre lo buscó y finalmente lo encontró en la otra montaña muerto. El
buitre se dirigió enseguida hacia los gatitos y cuando estuvo ausente la gata,
entonces los mató y se los llevó al nido como alimento para sus polluelos.
La gata se
enfureció y le pidió a Ra vengar al buitre. El dios Sol
decidió castigar a las dos mamás por haber roto el juramento que habían hecho
en su nombre. Entonces ocurrió lo siguiente: El buitre vio a un cazador que se
estaba asando una pierna para comérsela. Enseguida se lanzó a cogerla para
llevársela a su nido como alimento, pero resulta que la carne contenía todavía
brasas que estaban encendidas y éstas cayeron sobre los pollitos, muriendo
éstos y sin poder hacer nada la madre por ellos.
Thot
terminó de hablar y El Ojo Del Sol
se quedó pensativa y recordó lo poderoso y lo justo que era su padre. Hathor
había cambiado su carácter completamente. Thot le había recordado a su padre, a
su hermano Shu, a su tierra “Egipto“... Y en ese momento recordó lo mucho que
los hombres la adoraban.
También el
más sabio de los dioses le comentaba cómo estaba Egipto sin ella: en tinieblas,
triste, sin alegría...
Pero cuando
más confiado estaba Thot en hacerla regresar, ésta se dio cuenta de que el
mandril quería disuadirla para volver a Egipto y entonces montó en cólera por
haberla hecho llorar, y se enfureció de tal manera que se convirtió en una
enorme leona.
-¡En nombre
de Ra, perdóname! ¡Antes de atacarme escucha la historia que te voy a contar!
-dijo Thot.
Mi sabio
Thot comenzó enseguida a contarle otra historia para tran-quilizarla:
«Dos
buitres se pasaban el tiempo discutiendo sobre cual de ellos poseía más dones:
-Yo soy
capaz de... -decía uno de ellos.
-Pues yo
puedo... -replicaba el otro.
De repente
uno de ellos se empezó a reír y dijo:
-Si
supieras lo que he visto.
-¿Qué has
visto? -contestó el otro.
-Como tú ya
sabes tengo una poderosa vista y he podido contemplar lo siguiente: He visto
cómo una lagartija se comía una mosca. Después una serpiente se comía la
lagartija y posteriormente un halcón se llevaba la serpiente, pero como ésta
pesaba mucho, el halcón cayó al mar y los dos fueron comidos por un pez. Y
seguidamente ha pasado un pez más grande y se ha comido al primero. El pez
grande se había acercado a la orilla del mar y había sido capturado por un
león. Después apareció una criatura extraña, mitad león y mitad águila, y se lo
ha llevado a su nido para comérselo.
Uno de
ellos dijo:
-Seguramente
que esa criatura extraña es un mensajero de Ra. Los que matan mueren. Y no hay
nada que se pueda comparar con la justicia del rey de los dioses.»
Thot le
dijo a El Ojo Del Sol :
-Tu propio
padre es quien da bien por bien y mal por mal.
En ese
momento la diosa se sintió muy orgullosa de su padre y le dijo al mandril:
-No te
preocupes que no te voy a matar.
El sabio
Thot emprendió el viaje hacia Egipto acompañado por el gato salvaje (la diosa).
Como no se fiaba todavía de ella comenzó a contarle otra historia:
-“Dos
chacales que vivían en el desierto...”
Cuando
terminó de contarle la historia le dijo:
-Como me
has perdonado la vida yo te protegeré durante todo el camino.
La diosa se
empezó a reír y le dijo que El Ojo Del Sol
no necesitaba su protección, pues el mandril era mucho más débil que ella.
El mandril,
es decir, Thot, comenzó a hablar:
-Te voy a
recordar una historia: «Trata de un león que buscaba desespera-damente al hombre
para matarlo. El león pensaba que él era el más fuerte. Se había enfurecido
pensando que una criatura que no conocía, “el hombre”, pudiera con una pantera
que se había encontrado medio muerta. Con un león y con varias criaturas que se
habían cruzado por el camino y que habían sido víctimas del hombre. Con lo que
no contaba el león era con el arma más poderosa del hombre: ”la astucia”. En su
búsqueda desesperada se encontró con un ratoncillo, y éste le dijo:
-Oiga, por
favor, no me aplaste. Si me aplasta para luego comerme, no le va ha merecer la
pena, pues soy tan diminuto que no le voy a saber a nada. Dejándome en libertad
algún día le devolveré el favor.
El león no
lo mató y se fue riéndose a carcajadas.
-Un
ratoncillo ayudarme a mí, ja, ja,ja -dijo el león.
Al poco
tiempo sucedió que el león fue a caer en una trampa que había preparado el
hombre. El león cayó en un agujero que estaba tapado con ramas, y éste había
quedado atrapado en una red. Quedaba poco tiempo para que el hombre lo matara.
A media noche pasó el ratoncillo por allí y enseguida ayudó al león para que
éste pudiera escapar. El diminuto animal comenzó a roer todas las redes, todas
las cuerdas. Y el león se fue lejos de aquel lugar, donde no le pudiese atrapar
el hombre. Pero la experiencia le hizo comprender que un ser más débil puede
ayudar al que tiene más fuerza.»
Hathor lo
escuchó y comenzó a tenerle mucho más respeto al mandril.
En El-Kab,
al pasar la frontera de Egipto, Hathor tomó la apariencia de un buitre, y en el
siguiente pueblo volvió a cambiar de aspecto. Hasta acercarse a Tebas, allí
adquirió la apariencia de un gato salvaje.
Todo Egipto
estaba pendiente del regreso de su bella diosa. También estaban los enemigos de
Ra, y mientras Hathor dormía, una serpiente venenosa se le acercó, pero Thot,
que estaba vigilante, avisó a su diosa y ésta saltó como una fiera hacia la serpiente
y la mató.
Hathor
recordó la historia del ratón y el león y se fue dándole las gracias a su amigo
el mandril.
Al llegar a
Tebas por la mañana se transformó en una bella mujer, llena de bondad y
alegría, como ella era. La
bella Hathor se juntó con su padre en la ciudad sagrada de
Heliópolis y se dieron un fuerte abrazo. Todo Egipto saltó de alegría. Thot
volvió a mostrar su apariencia normal y la diosa lo reconoció.
Ra
agradeció a Thot el regreso de El Ojo Del Sol
y formaron una gran fiesta.
Como se
puede ver, Thot tenía una gran sabiduría.
034 Anónimo (egipto)
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