Deseos
Anónimo
(arabe)
Anónimo
(arabe)
Cuento
Un emperador estaba saliendo de su
palacio para dar un paseo matutino cuando se encontró con un mendigo.
Le preguntó:
-¿Qué quieres?
El mendigo se rió y dijo:
-¿Me preguntas como si pudieras
satisfacer mi deseo?
El rey se rió y dijo:
-Por supuesto que puedo satisfacer
tu deseo. ¿Qué es? Simple-mente dímelo.
Y el mendigo dijo:
-Piénsalo dos veces antes de
prometer.
El mendigo no era una mendigo
cualquiera. Había sido el maestro del emperador en una vida pasada. Y en esta vida
le había prometido: "Vendré y trataré de despertarte en tu próxima vida.
En esta vida no lo has logrado, pero volveré..."
Insistió:
-Te daré cualquier cosa que pidas.
Soy un emperador muy poderoso. ¿Qué puedes desear que yo no pueda darte?
El mendigo le dijo:
-Es un deseo muy simple. ¿Ves
aquella escudilla? ¿Puedes llenarla con algo?
Por supuesto -dijo el emperador.
Llamó a uno de sus servidores y le
dijo:
-Llena de dinero la escudilla de
este hombre.
El servidor lo hizo... y el dinero
desapareció. Echó más y más y apenas lo echaba desaparecía. La escuadrilla del
mendigo siempre estaba vacía.
Todo el palacio se reunió. El rumor
se corrió por toda la ciudad y una gran multitud se reunió allí. El prestigio
del emperador estaba en juego. Les dijo a sus servidores
-Estoy dispuesto a perder mi reino
entero, pero este mendigo no debe derrotarme.
Diamantes, perlas, esmeraldas...
los tesoros iban vaciando. La escudilla parecía no tener fondo. Todo lo que se
colocaba en ella desaparecía inmediatamente. Era el atardecer y la gente estaba
reunida en silencio. El rey se tiró a los pies del mendigo y admitió su
derrota.
Le dijo:
-Has ganado, pero antes de que te
vayas, satisface mi curiosidad. ¿De qué está hecha tu escudilla?
El mendigo se rió y dijo:
-Está hecha del mismo material que
la mente humana. No hay ningún secreto... simplemente está hecha de deseos
humanos.
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