Hace mucho
tiempo, Ra, el señor de todos los dioses, aún reinaba sobre la Tierra como faraón. Vivía
en un enorme palacio a orillas del Nilo, y todos los habitantes de Egipto
acudían a presentarle sus respetos. Los cortesanos no dudaban en complacerlo, y
él pasaba el tiempo cazando, jugando y celebrando fiestas. ¡Una vida realmente
placentera!
Pero un día
llegó a palacio un cortesano que le contó una conversación que había oído.
Thot, el dios de la sabiduría y la magia, le había dicho a la diosa Nut que algún día
su hijo sería faraón de Egipto. Ra se puso muy furioso. Nadie salvo él era
digno de ser faraón. Caminaba de un lado a otro gritando:
-¡Cómo se
atreve Thot a decir eso! ¡Ningún hijo de Nut me destronará!
Reflexionó
sobre ello largo tiempo, al cabo del cual, tras invocar sus poderes mágicos,
lanzó la siguiente maldición:
"Ningún
hijo de Nut nacerá en ningún día ni en ninguna noche de ningún año".
La noticia
pronto se extendió entre los dioses. Cuando Nut se enteró de la maldición. Se sintió
muy apesadumbrada. Deseaba un hijo, pero sabía que la magia de Ra era muy
poderosa. ¿Cómo podría romper el maleficio? La única persona que podía ayudarla
era Thot, el más sabio de todos los dioses, así que fue a verlo.
Thot quería
a Nut y, al verla llorar, decidió ayudarla.
-No puedo
romper la maldición de Ra, pero puedo evitarla. Espera -le pidió.
Thot sabía
que Jonsu, el dios Luna, era jugador, así que lo retó a una partida de senet.
Jonsu no pudo resistirse y cedió al desafío.
-¡Oh, Thot!
-exclamó-. ¡Tal vez seas el dios más sabio, pero yo soy el mejor jugador de
senet! No he perdido ninguna partida. Jugaré contigo y te ganaré.
Los dos se
sentaron a jugar. Thot comenzó ganando todas las partidas.
-Has tenido
suerte, Thot -dijo Jonsu-. Apuesto una hora de mi luz a que te gano la
siguiente partida.
¡Pero
también perdió! Thot continuó ganando y Jonsu siguió apostando su luz hasta que
Thot hubo conseguido una luz equivalente a la de cinco días.
Entonces
Thot se puso en pie, dio las gracias a Jonsu y se fue llevándose la luz
consigo.
-¡Menudo
cobarde! -murmuró Jonsu-. Mi suerte empezaba a cambiar. ¡Habría ganado esta
partida!
Thot colocó
los cinco días entre el final de ese año y el comienzo del siguiente. En
aquella época, un año tenía 12 meses de 30 días cada uno, lo que sumaba un
total de 360 días.
Nut se
sintió feliz cuando Thot le contó lo que había hecho. Como los cinco días no
pertenecían a ningún año, sus hijos podrían nacer en esos días sin romper el
maleficio de Ra.
El primer
día Nut dio a luz a Osiris, que sería faraón después de Ra; el segundo día, a
Harmachis, que está inmortalizado en la Esfinge; el tercer día, a Seth, que más
tarde mataría a Osiris y se convertiría en faraón; el cuarto día, a Isis, que sería
la esposa de Osiris; y el quinto día, a Neftis, que sería la esposa de Seth.
En cuanto a
Jonsu, el dios Luna, quedó tan debilitado tras la partida que ya no pudo
brillar con fuerza todo el tiempo. Aún hoy, la Luna sólo brilla toda entera
durante unos cuantos días del mes, y ha de pasar el resto del tiempo recobrando
fuerzas.
034 Anónimo (egipto)
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