La iguana tiene su
historia.
Era una mujer pobre y
haragana que tenía como único abrigo para el invierno una frazada rota.
Por las noches tiritando de
frío decía: "Mañana coseré mi frazada". Al día siguiente salía con su
cobija, y como le parecía que el sol calentaba bien, pensaba que no era tan
urgente arreglar su prenda, y se entregaba al sueño tranquilamente.
Esto sucedía todos los días
hasta que la frazada se destrozó por completo y su dueña tuvo que ir durante la
noche a buscar abrigo en las cuevas de los animales.
Dios, al comprobar su
haraganería, la convirtió en el feo reptil cuya piel recuerda la frazada sucia
y rota.
Tomado del libro: Antología Folklórica Argentina para las
Escuelas de Adultos - Consejo Nacional de Educación. (1940)
015 Anónimo (argentina)
No hay comentarios:
Publicar un comentario