Había
una vez un hombre que tenía dos esposas. Una de las esposas tenía una hija que
se llamaba Saly mientras que la otra esposa tenía dos hijos que se llamaban
Tambaasi y Jaali. Cuando murió la primera esposa, el hombre dio a Saly a la
otra mujer para que la criara. Pero a la mujer no le gustaba la pequeña niña.
No le permitió dormir en la misma habitación que ella. Por esta razón Saly
tenía que dormir en la cocina con las ovejas. Encomendaba a la niña las tareas
más peligrosas. Cualquier cosa que fuera difícil le pedía a Saly que la hiciera
y la niña no tenía oportunidad para protestar. "Soy tu madrastra y debes
hacer lo que yo te diga."
Un
día, la madrastra fue al bosque a recoger leña. Recogió un montón tan grande
que si te sentaras encima de él tus pies no tocarían al suelo. Era tan grande
que no podía alzarlo hasta su cabeza. Ató la leña con una cuerda y se dijo a sí
misma, "¿Quién va ayudarme a levantar este fajo de leña para que pueda
llevarlo sobre la cabeza?" Una mujer vieja pasó andando y le dijo,
"Estoy a tu servicio. Si me pagas, cargo este fajo y lo pongo sobre tu
cabeza."
La
madrastra se sorprendió porque no había dicho nada en voz alta. ¿Cómo podía
saber la vieja lo que ella estaba pensando?
-De
acuerdo, -le contestó-, pónmelo encima y luego te pagaré.
-¿Pero,
con quée me vas a pagar? -preguntó la vieja.
-
Te voy a pagar con un cordero. -dijo la madrastra.
-No
lo quiero. -respondió la vieja.
La
madrastra pensó y después dijo:
-Tengo
un toro en casa que te podría regalar."
-Tampoco
lo quiero. -volvió a rehusar vieja-.Sólo quiero una cosa.
-¿Y
qué es? preguntó la madrastra inrigada.
-Debes
pagarme con una persona.
-¿Una
persona?
-Sí.
Cuando
la vieja dijo esto, la madrastra pensó que estaba hablando con una bruja. Pero
de todos modos pensó que le quedaba Saly.
-Mm….Tengo
a una niña pequeña en casa. A lo mejor puedo pagarte con ella.
-La
quiero. ¿A qué hora puedo pasar a recogerla? -respondió rápido la vieja
-Si
quieres, puedes pasar a recogerla cuando todos estén durmiendo.
-De
acuerdo. ¿Y cómo se llama? -dijo la bruja
-Se
llama Saly -añadió la madrastra.
-Bien.
Vendré por la noche a buscarla.
Aquella
noche, después de que todos se hubieran acostado, la bruja bajó de la colina.
Al acercarse al poblado empezó a cantar esta canción:
Saly,
triste Saly
Por
la leña has de pagar.
Saly,
triste Saly,
La
bruja se te viene a llevar.
Saly,
triste Saly,
Eres
mi paga por la leña.
Cuando
la madrastra oyó la canción de la bruja fue hacia la cocina y despertó a Saly.
-No
vas a dormir nunca más en esta casa. Debes irte a dormir con la bruja.
Saly
empezó a llorar, pero su madrastra la amenazó:
-Soy
tu madrastra y debes hacer lo que yo te diga.
Entonces
abrió la puerta y arrojó a la niña en los brazos de la bruja.
Tamba
asi, el hermano de Saly se había despertado con el ruido y dijo a su hermano
Jaali:
-Está
pasando alguna cosa. Me ha despertado un extraño ruido. Vamos a ver qué pasa.
Fueron
a la cocina y la encontraron vacía. Tambaasi habló:
-Es
lo que yo me pensaba. Se han llevado a nuestra hermana Saly. Esta noche cuando
estaba durmiendo me he dado cuenta de lo que pasaba. Tenemos que encontrarla.
Se
vistieron, cogieron sus armas de caza y se adentraron en los bosques. Después
de recorrer cierta distancia oyeron a alguien cantar:
Saly,triste
Saly,
Por
leña has de pagar.
Saly,
triste Saly,
La
bruja se te viene a llevar.
Saly
triste Saly
Eres
mi paga por la leña.
"¿Has
oído esto?" Preguntó Tambaasi. Fueron en dirección al sonido de la
canción. Al acercarse, vieron a la bruja al lado de una hoguera, la estaba
colocando con un palo para que la llama prendiera. Su hermana estaba atada a un
gran paquete que había en el suelo. Con cuidado, apuntaron con sus escopetas y
dispararon a la bruja. Después, desataron a su hermana. Cerca de allí había un
arroyo y la lavaron. Los tres volvieron a casa juntos y por el camino Saly les
contó su historia. Al llegar al poblado los dos hermanos le dijeron a Saly que
esperara a fuera. Entraron y preguntaron a su madre:
-¿Dónde
está nuestra hermana?
-Se
ha ido -contestó ella.
-¿Dónde
ha ido?
-Le
dije que fuera a hacer un recado y aún no ha regresado - mintió la mujer.
-Esto
no es verdad porque está detrás de esta puerta.
Abrieron
la puerta y Saly estaba allí. Luego Tambaasi fue hacia su padre y le dijo:
-Dejaste
a tu hija con su madrastra para que la educara y ella la ha tratado como a una
esclava. Incluso la ha regalado a una bruja como paga.
-¿Seguro
que esto que me dices es cierto?, preguntó el padre.
La
madrastra tuvo que admitir que era verdad. Se avergonzó y humilló
profundamente. Con estas palabras se despidió de su marido: "Te he fallado
al no cuidar de tu hija como lo haría una madre. He traído la desgracia a tu
familia. Debo pues dejar este poblado e irme a vivir por mi cuenta en otro
lugar."
La
madrastra se marchó pronto, y Saly desde entonces vivió feliz con su padre y
sus hermanos.
009. Anónimo (africa)
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