Dios
creó la isla de Annobón y decidió que vivieran en ella un hombre y
una mujer, sin que el uno supiera nada de la existencia del otro. Un
día el hombre bajó a la playa y quedó muy extrañado al ver unas
huellas semejantes a las suyas. Se dirigió a un montículo donde
había una cueva, y desde allí intentó divisar al extraño ser que
producía aquellas pisadas. Pero la mujer acudía a la playa muy
tarde y el hombre no advertía su presencia.
Una
mañana, el hombre construyó un monolito en la playa. La mujer lo
descubrió más tarde y quedó maravillada. Vio las huellas que el
hombre había dejado, las siguió, y de esta manera el hombre y la
mujer se encontraron y empezaron a vivir juntos.
En
la isla vivía también un monstruo terrible, que no les dejaba
vivir. De manera que el hombre y la mujer decidieron construir una
casa con una torre muy alta. Cuando les parecía que el monstruo
dormía, echaban una cuerda y salían de la casa para buscar su
sustento.
El
monstruo olió que en aquella torre había carne fresca; y, cogido de
la cuerda, empezó a trepar. Cuando ya se encontraba muy arriba, su
enorme peso hizo que la cuerda se rompiera; y, dando un golpe
terrible en el suelo, murió.
El
hombre y la mujer, desde entonces, pudieron vivir juntos con toda
tranquilidad.
Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 050
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