En
un pueblo vivía una mujer pobre y hermosa que tenía un gran
defecto: era muy perezosa. Siempre decía que tenía algo urgente que
hacer para poder librarse del trabajo.
Un
día los hombres consiguieron pescar una ballena. Todos lo
consideraron como un don del cielo y se aprestaron a realizar el
reparto. Ella, en cambio, pensó que la ballena es un animal muy
grande y que ya tendría tiempo de recoger su parte.
Cuando
por fin se acercó a la playa, de la ballena solamente quedaba el
olor: se lo habían repartido todo, porque todo se aprovecha. Y un
viejo que la vio acercarse le dijo: «Llegaste tarde, la ballena ya
se ha hundido».
Desde
entonces, cuando alguien llega tarde a algún sitio se dice: «La
ballena ya se ha hundido».
Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 050
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