El
jefe de un pueblo tenía una hija muy hermosa. Muchos pretendientes
se acercaron a él para pedirle su mano, pero siempre rehusaba:
ninguno era bastante elegante.
Un
dragón se enteró del caso y quiso probar suerte. Pero su elegancia
era inexistente: iba desnudo. De manera que pasó por Mabana y pidió
un pantalón y unos guantes; en Awal pidió una camisa, unos zapatos
y un sombrero; y en Agandji pidió una chaqueta y una corbata.
Llegó
a Pale elegantísimo, y la chica se enamoró perdidamente de él; el
padre aceptó su petición complacido y al cabo de poco se celebró
la boda. Días después la muchacha y el dragón salían de la ciudad
en dirección a la casa del marido.
Y
sucedió que al pasar por Agandji tuvo que devolver la corbata y la
chaqueta; y en Awal le pidieron el sombrero, los zapatos y la camisa;
y al entrar en Mabana dejó los guantes y el pantalón. La muchacha
estaba asustada: «Cuando pediste mi mano no tenías este aspecto tan
repulsivo».
El
dragón buscó un lugar en el bosque donde poder dormir hasta el día
siguiente, cuando se comería a la chica. Pero ésta era valiente y
no se amedrentó: esperó a que su marido estuviera dormido y huyó
silenciosa-mente.
Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 050
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