Todas
las especies marinas vivían en el mismo lugar del océano, y todas
gozaban de una vecindad tranquila. Hasta que cierto día la tortuga
tuvo la mala idea de enfrentarse a la ballena: «Oye, ballena, ¿cómo
es que cuando sientes hambre te comes a las especies menores?».
La
ballena estaba de mal humor y se enfadó con la tortuga: «Tengo un
estómago y una boca tan grandes que puedo tragar todo lo que me
apetezca. Mañana mismo, por ejemplo, te desayunaré a ti y a toda tu
familia».
La
tortuga, aterrorizada por tan malos augurios, cogió a su familia y
bajó a vivir entre las rocas para siempre. Y así fue como consiguió
salvarse.
Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat
0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 050
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