Una gaína
y un gallo tenían cinco poítos. Fue un día el zorro y se los pidió para
ahijados. Y entonces se los dieron para ahijados. Y entós un día vino el zorro
y le dijo a la comadre:
-Déme, comadre, uno de
mis ahijaditos para llevarlo y hacerlo estudiar.
-Bueno, compadre,
lleveló.
Lo llevó. Cuando lo
llevó allá áhi no más se lo comió. Ande vivía la gaína con el gallo nu había
escuela y ande vivía el zorro, sí, según decía él.
Entós volvió otro día, y
vino. Dijo:
-Ahi 'tá bien. Ya sabe
mucho, ya.
-¿Pórque no me da otro
de mis ahijaditos?
-Bueno, compadre,
lleveló.
Bueno, lo llevó. Se lo
comió otra vez.
Bueno, volvió otro día y
dijo:
-Áhi 'tá, muy bien. Ya
sabe mucho, ya. Vengo a que me dé otro de mis ahijaditos para llevarlo para
hacerlo estudiar.
-Bueno, compadre, lleveló.
Lo llevó. Entós se lo
llevó y áhi no más se lo comió. Después, volvió otra vez. Le dijo:
-Áhi 'tá bien. Ya sabe
mucho, ya.
-Déme otro de mis
ahijaditos.
Bueno, lo llevó y se lo
comió.
Volvió otra vez. Le
dijo:
-Muy bien. Ya sabe
mucho, ya.
-Vengo a que me dé el
otro ahijadito para llevarlo.
-Bueno, compadre,
lleveló.
Lo llevó otra vez. Lo
llevó allá a la casa 'el zorro y áhi no más lo volvió a comer.
Volvió otra vez, otro
día. Le dijo:
-Buenos días. Que mandan a decir sus hijos
que vaya para verlos.
Güeno... ya fue. Y
cuando fue a la casa del
zorro le dijo:
-¿Adónde 'tán mis
hijitos?
-Sus hijitos 'tán para
la escuela, comadre.
-Güeno, ¿no quiere que
la peine, comadre, hasta que vengan sus hijitos?
La agarró, se puso a
peinarla, le torció el cogote y se la comió.
Bueno, comió a todos.
Volvió otro día.
-Buenos días, compadre
-le dice al gallo.
-Manda a decir mi comadre y sus hijitos que
vaya para verlos.
-¡Ah, no! -le dice el
gallo. No puedo, tengo muy muchas cosas que hacer.
El gallo se la malició
que lu iba a comer. Se disparó y se subió a un árbol alto y le dijo:
-¡Ah! ¡Cómo se sienten
toriar
unos perros!
Se disparó áhi no más el
zorro y entós él se salvó así. Que lu engañó que toriaban los perros y se
disparó el zorro.
Elma Isabel Pérez de
Molina, 39 años. La Cumbre
de los Comechingones.
Puesto El Paraíso, Chacabuco,
San Luis, 1968. Campesina nativa de estas altas mesetas.
Cuento 97. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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