Ésta era una paloma que 'staba en un árbol,
tenía su nidito. Y tenía sus dos hijitos. Y pasó don Juan el zorro. Y vio la
paloma que 'staba arriba. Y entonce le dijo:
-Buen día, doña Paloma.
¿Me da uno de sus hijos para comelo? Si no me subo, vuelo y la como a usté, con hijo y
todo.
Y la pobre paloma,
asustada, le tiró un pichón y el zorro se lo comió. Y la pobre paloma se quedó
llorando, llorando. Y en eso vino un zorzaly le dijo:
Y entonce la paloma le
dijo que el zorro le había dicho qu' iba a volar o iba a subir y la iba a comer
a ella con el hijo y todo. Y el zorzal le dice:
-¡Cómo!, si el zorro no
vuela ni sube. No le dé nada doña Paloma cuando venga ese pícaro y digalé todo
lo que yo le digo.
Al otro día apareció el zorro de güelta, y
le dijo que le diera el otro hijo que le quedaba para comeseló otra vez. Y
entonce la paloma le dijo:
Y se fue andando el
zorro. Y por ahí encontró al zorzal que'taba cantando y entonce se arrimó y le
dijo:
Y entonce le dijo el
zorro que el padre le cantaba entre las manos, y que le cantaba en el oído, y
tan lindo como
cantaba él. Que él daría lo que le pidiera pa que le cantara así como su padre. Y el zorzal
zonzo le dio lástima de velo llorar al zorro y vino y le cantaba entre las
manos y le cantaba en el oído. Y ahí lo cazó el zorro. Y se iba el zorro a
comelo. Lo llevaba en la boca pa comelo. Cuando iba por un camino, entonce dice
el zorzal:
-Uno... y dos... y
tres... y cuatro... y cinco... y seis... y siete con el rabón que viene más
atrás.
-Uno... y dos... y
tres... y cuatro... y cinco... y seis... y siete con el rabón que viene más
atrás -dijo otra vez el zorzal. ¡Y ya 'tán cerquita!
-¡Decí qué é! ¡Decí qué é! -dijo el zorro.
Y cuando dijo ¡oh!, el
zorro abrió tan grande la boca que el zorzal se voló y se asentó bien alto en
un árbol.
Y el zorro con el susto se
olvidó del
zorzal y disparó y el zorzal se salvó. Que no venían nada los perros. Y áhi se
terminó.
Dora Passarella, 28
años. Villaguay. Entre Ríos, 1957. Muchacha del servicio doméstico.
Muy buena narradora.
Aprendió los numerosos cuentos que sabe de la madre, que como
ella es nativa del
lugar.
Cuento 29. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 030
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