Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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viernes, 6 de diciembre de 2013

El zorro y el tigre .152

Éste era un tigre y si había hecho amigo con un zorro. Andaban ambulantes los dos, andando. Andaban con un lacito. Y le dice el tigre:
-Bueno, amigo zorro, me va a servir. Te gua conchabar para que mi avisés adonde viene un animal pa que carniemos, pa que comamos.
-¡Cómo no!, tío tigre.
-Andá asomate a aquella loma, ve si viene alguna hacienda. Y la clase de hacienda que venga a la aguada acá, acá la voy a enlazar y la vamos a carniar.
Ya 'taba el zorro en la lomita.
-Allá viene una majada 'e cabras. Viene un animal gordo, tío tigre.
-¡Bah!... No me gusta. ¡Qué voy a comer carne con pelo!
-Allá viene una majada di ovejas. Viene un animal gordo y lindo, capón parece.
-¡Ah!... ¡Dejate! ¡'Tate tranquilo! ¡No, yo no como carne con lana!
-Viene una vaca gorda y una tropilla 'e vacas.
-Yo no quiero carne con aspas.
-Viene una manada 'e yeguas, tío tigre. Viene un padrillo adelante.
-Escondete zorrito, ése me gusta.
Bueno... Se escondió el tigre con su lacito armado. Bajó el potro. Al lado 'tá tomando agua. Pegó el salto, lu enlazó y lo mató.
Comenzó a carnialo. ¡Gordo! Y éste comenzó a comer él no más, y sacaba las presas que quería y las colgaba, y al zorro no lo convidaba con nada, con nada. Y ya se moría di hambre.
-Deme la pajarilla.
-Nooco. Es para tu tía tigra.
-Deme el corazón, el hígado, los bofes.
El caso es que no le daba nada. Y por áhi dice:
-Güe... deme la vejiga siquiera, que me muero di hambre.
-Güeno, tomala. ¡Qué va hacer con la vejiga!
Agarró la vejiga y la sopló, buscó un poco di abejones qui había por áhi, juancoiros, la llenó di abejones, y subió arriba de un monte.
-Áhi 'taban el bramido, los abejones, en la vejiga.
-¿Qué es lo qui hay? -dice el tigre que 'taba comiendo. ¿Qué ruido es ése?
-¡Usté sabe!, viene una cuadrilla. Viene mucha gente armada, debe ser policía. Policía y perros también vienen.
-¡A la pucha! ¿Cierto?
-¡Cierto!, señor.
Y él óiba el tropel. Ese ruido, bramíu, que venía.
-Son las armas que suenan.
-Tomó, bajá, bajá. Vení, cuidame acá. Yo me voy a esconder.
Ya li había dado, ya, un costillar y el pecho para que le llevara a la tía tigra. Y lo tenía colgau. Y él se escondió. Ya no vinieron. Era mentira, po. Pasó un rato. El zorro se llenó, comió de lo que él quiso del animal, de lo que él se le antojó, se llenó bien. Y le dice al tigre que salga, que ya había pasado.
-Y bueno -le dice, llevame este costillar a tu tía tigra, y este pecho, que lu ase, que esta noche voy a ir.
-Muy bien -se fue.
-Acá le manda mi tío tigre, tía tigra, que ase este costillar, que lo comamos y que durmamos juntos.
-Bueno, así tendrá que ser -si mandaba el tigre, tenía que ser así.
Y li había dicho el tigre:
-Vení ligero pa que cuidés la carne acá.
Mientra él iba a dormir con la tigra.
Bueno, ya al dentro 'el sol se vino a verlo.
-¡Po... ta, durmiendo con la tigra!
¡'O... ta, y lu alcanzó a ver, el zorro!
Se paró en la puerta, el tigre, y se le escapó por entre las piernas el tipo. Y lo sacó ese tigre.
-¡Ayayay!...
-¡Ya te cazo y no te cazo! ¡Ya te cazo y no te cazo!
Y entró en una cuevita el zorro, y lu agarró de la cola, el tigre.
-¡Puta, qui ha sido bárbaro mi tío tigre! -le dice. Por agarrar la cola mía ha agarrau una ráiz.
Lo larga. Se le metió más adentro.
¡Y cómo lo sacaba! ¡Ya nu había caso de sacalo! ¡A dónde se jue!
Iba pasando un pájaro. Le dice el tigre:
-Vení, cuidame este preso mientras yo vaya a las casas a trair un azadón, una pala, para cavar acá, para sacarlo. No lo vas a dejar ir. ¡Hijo 'e pucha! ¡Canalla! Mi ha hecho una picardía muy grande.
Y güe... Ya se jue el tigre a trair el azadón a buscar la pala. Y el pájaro queda áhi cuidando. En eso que 'ta ahí, el zorro le dice:
-¿No si acuerda, tío pájaro, una vez que cantó, cuando comimos una carne gorda? ¿Si acuerda?
-Sí -dice.
Y así había síu.
-¿Pórque nu hicimos un cantito como aquella vez?
-Y hagamosló -le dice- mientra venga don Tigre.
-Total a mí ya me van a matar, ya me va a comer el tigre.
-Vamos a cantar, a despedirte -dice el pájaro.
-Bueno, siga usté adelante -le dice el zorro.
-¡Cra! ¡Cra! ¡Cra! ¡Cra! ¡Carne gorda!
-Vuelva a cantar -ya lu acompaño.
-¡Cra! ¡Cra! -y agarra un puñau de tierra y l' echa en los ojos, en la boca, y lo deja ciego.
Sale y se va. -¡Adiós!
Ya viene el tigre:
-¿Y di áhi? ¿Y el preso?
-Se mi ha ido, señor.
Y agarró y lo comió a él.
Y lo siguió puel rastro día y medio. Ya no durmió esa noche, el zorro. 'Taba muerto 'e sueño. Si había dormido a la oría di una laguna. Áhi lu halló el tigre. Ahí lo cachó, áhi no más.
-¡Te voy a comer! ¡Tantas picardías que mi hais hecho! ¡Acá no te vas a salvá ya!
Ya lu iba a comer no más.
-Y esperesé, tío tigre, no me coma todavía. Comamos una mitá de queso que 'stá en el agua y yo no la puedo sacar. Y di áhi me come. Y yo, como soy tan brazos cortos, no la puedo sacar. Usté es más bracitos largos. Así que yo lo voy a tener de la cola u di una pata para que la alcance.
-Güeno -dice.
Y se estiró en el remanso. Si arremangó no más, el tigre.
-Yo lo voy a tener di una pata -dice el zorro.
Y áhi de modo que era la luna, po. La luna, que 'taba áhi y el tipo le decía qu' era un queso. ¡Cuándo l' iba alcanzar!
Ya cuando iba muy abajo el tigre, ya lo pechó del anca. ¡Adiós! ¡Al remanso! Y se las echó, el amigo zorro. ¡Patitas pa cuando son si no son para ahora! ¡No hay nada qui hacer!
Y bueno... Y lo siguió puel rastro, el tigre otra vez. Y... lu halló en el medio de unos bosques. Y lu agarró.
-Bueno -le dice-. Ahora ya no te vas a salvar. Ya van dos picardías grandes. Ahora ya no te vas a salvar. ¡Te como, te como y te como!
-Bueno, muy bien, señor, ¿pero sabe que tengo una gaína, recién degollada? La gaína 'ta sin cocinar porque no tengo juego. ¿Pórque no mi hace una gauchada? Vaya y traiga el jueguito que se ve allá, en aquella casa, y... mientras yo vaya preparando l' olla, acá vamos hacer juego, pa que comamos la cazuela, y di áhi me come.
Pucha, el tigre también tenía hambre, y ya le gustó el partido. Ya se jue. Era el sol que venía saliendo. Ya se jue el tigre. ¡Cuándo iba llegar, no!
Ya hizo juego. Cocinó la gallina en una cacerola y se subió arriba di un monte. Comió la gallina y se subió con l' agua caliente que tenía la sopa de la gallina.
Y ya venía el tigre:
-¿Y el juego? ¿Y el fósforo?
-Yo tenía un foforito acá. Qui ha sido de gusto el viaje que hizo.
Y ya le dijo:
-Pase, venga, comamos acá la cazuela. Subasé arriba. Pero así, de cabeza no puede. Con l' anca primero subasé. Así es fácil subirse -porque el tigre no puede subir, no tiene coyonturas, pero que con l' anca iba andar bien, decía el zorro.
Y empezó a subir el tigre. Ya cuando iba cerquita, le vació l' olla caliente, en las verijas, en l'anca. ¡Qué diablo, si asó! Se revolcaba el pobre tigre. Lo quemó íntegro.
Se bajó el zorro y se las echó.
Y bueno... Lu halló otra vez. No si ande lu halló... En los pajonales, el tigre. Ya lu halló y lo comió no más, ya. No hubo caso. Vivo lo tragó, entero. Y 'taba vivo, adentro.
-¡Y cómo salgo! -dice. Si salgo por la boca, me va volver a comer, si salgo por la nariz, me va oler, si salgo por los ojos me va a ver, si salgo por el... mariolo, me va miar; si salgo por el trasero, me va cagar361, y... nu hay forma 'e salir...
Por áhi piensa y dice:
-Cierto que tengo una cortitapluma que me dio la tía tigra.
Sacó la cortapluma y hizo esto no más, y le partió la panza. Salió. Cuerió al tigre y hizo carona, hizo bozal, que bastos, qué sé yo, lazos, y salió por áhi a andar, por áhi... Encontró una tropilla 'e guanacos. Ya s'enlazó uno tamén. Y le dice:
-Vení, guanaquito, vení para ensillarte.
-No, que te voy a golpiar.
-No, ¡qué vas a golpiar!
Lo ensilló y lo subió.
-No te vas a poner espuelas.
-Pero si no hay peligro siendo tan chico. No tengo espuelas.
-No te vas a poner espuelas porque te voy a golpiar.
Ya lo subió no más. Lo quiso amansar y le arrimó las espuelas.
Áhí no más lo voltió.
-¡Oh, me bajé a orinar! ¡Vení, parate, parate!
Bueno, al fin lo consiguió otra vez. Ya lu amansó.
Y había una pialada grandísima. Devisa un corral lleno de yeguas. Con lazo y qué se yo, iba a caballo en el guanaco. Andaba orillando, con gana 'e pialar él. Miraba a ver si nu había perros.
Al fin sale un pión de los qui andaban en el corral, áhi.
-¡Venga, don Juancho, venga! ¡Venga, echesé unos pialcitos! -a ver si lo podían agarrar con los perros.
Entró. Saltó por encima del cerco no más del corral, en el guanaco, y comenzó a pialar.
-¡Cómo sabe pialar de lindo don Juan!
Cada tiro qui hacía echaba al suelo un potro. Por áhi alcanza a ver que iban entrando con perros. ¡A la mierda! Y el lazo armau, saltó el corral y se jue... No lu iban a alcanzar. ¡Se golpiaba la boca! Pórque ya no vienen los perros di atrás, y encara un hormiguero, y el guanaco de pícaro se da güelta. Llegan los perros y lu hacen tira. Y se jue el guanaco. A lo mejor anda por acá, yo no sé. ¿No lu has visto, vos, Ernesto?

Gregorio Garro, 80 años. La Mesilla. La Mesilla del Cura. San Martín. San Luis, 1968.

Es el gran narrador de la región. Pequeño propietario de la altiplanicie de la Mesilla, en donde sólo es posible la vida pastoril. Semianalfabeto, pero inteligente.

Cuento 152. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

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