Juan del Campo se llamaba el zorro
y Ildefonso se llamaba el tigre. Juan era sobrino de don Ildefonso. Don
Ildefonso era mezquino con el sobrino, pero Juan era pícaro, y le hacía al tío
las piores diabluras. Todos los días li hacía una , así que el tigre lo empezó
a perseguir para matarlo, pero Juan era tan vivo, que no lo podía agarrar
nunca.
Un día jueron juntos a buscar un
animal pa carniar. Se pusieron en una aguada y Juan del Campo tenía que devisar
los animales y decir cuando llegaban pa que Ildefonso cazara:
-Ésos me gustan, echamelós pa este
lau -que dice el tigre y áhi no más saltó sobre el ternero más gordo y lo
descogotó.
El tío carniaba y el sobrino li
ayudaba. Ildefonso iba comiendo los pedacitos más lindos de la res y a Juan no
le daba nada. Entó le comenzó a pedir:
-No, esa achura es pa asau de tu
tía tigra -que le dice el tigre.
El tigre si hartó de comer y le
dijo a Juan que cuide, que no venga naide, que él va a dormir un rato, y que
después lo va mandar pa que lleve un costillar a la tía pa que lo espere con
asau, a la noche.
Juan empezó a soplar la vejía y lo
que venían moscas a la presa, la empezó a llenar de moscas a la vejía. Cuando
ya la tuvo llenecita de moscas, despacito jue y se la ató en la punta de la
cola al tigre. Medio se subió a un árbol, y áhi lo dispertó al tigre:
Áhí el tigre medio dormido salió
disparando. Y más disparaba lo que oyeba esta bulla de las moscas y créiba que
era la autoridá.
Juan comió un poco, levantó un
costillar y se jue a la casa de la tigra. Llegó y le dijo qui ase esa carne pa
comer y que después se tenían qui acostar, qui así era la orden del tigre. La
tigra del miedo al tigre, que tiene mal genio, ha hecho todo eso.
Al alba, ya se oyeban los rugidos
del tigre que venía furioso. Ya se li había roto la vejía y si había dau cuenta
de la picardía del zorro. Mas, el zorro salió disparando y se perdió en los
montes. De ese día el tigre lu anda buscando pa matarlo a Juan del Monte por la
farsa que li ha hecho. Pero Juan es tan ardiloso que se salva de todas.
Otro día si ha hecho el muerto el
tigre y lu han llamau a Juan, al velorio, como pariente.
Juan ha llegau y ha preguntau si no
si ha peido el muerto, porque todo muerto se pei. Áhi el tigre si ha peido y Juan
ha salíu huyendo, y que decía:
Ambrosio del Carmen Soria, 71 años.
San Agustín. Valle Fértil. San Juan, 1957.
El narrador ha sido siempre
trabajador rural. En la actualidad vive en este viejo pueblo de costumbres
patriarcales.
Cuento 134. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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