Andaba el zorro con el quirquincho.
Y siempre pasaban por la casa del tigre. Lu hacían rabiar, le gritaban. El
tigre nu hallaba cómo matarlos. Entonces compró dos perros galgos. Y una noche
pasaron. Andaban de farra.
Y pasaron los gritos. Entonce salió el tigre con los perros. Y los perros iban
corriendolós al zorro y al quirquincho. Entonce el quirquincho y el zorro se
entraron en una cueva que encontraron. Los perros, como iban a toda carrera,
pasaron de largo, dieron la sentada para volver y áhi se quebraron el cogote.
Llegó el tigre a la cueva cuando se 'taban entrando, metió la mano y lu alcanzó
a agarrar al zorro de la cola. Y entonce el zorro comu es tan vivo le dice:
El tigre se enojó muchísimo y se
quedó en la puerta de la cueva esperando que salieron. 'Taba áhi el tigre
cuidando. Entonce pasó un carancho. Y lo llamó el tigre. Le encargó que se lo
cuidara hasta que él juera a traer una pala para sacarlo. Cuando el tigre se
jue, el zorro le dijo al carancho:
-¡Cantame un verso, que hoy es el
último día de mi vida! ¡Cantame, cantame un verso ante que me muera!
Bueno... El carancho le tuvo
lástima y le dijo que l'iba cantar un verso. Cuando el carancho levantó la
cabeza y cantó, el zorro l'echó un puñado de tierra en los ojos y se disparó...
Entonce el tigre ya vino y empezó a
cavar, a cavar... Y al fin ya vio que no 'staba. Y entonce le dijo al carancho:
Y le tiró con la pala al carancho.
El carancho se voló y el tigre se quedó enojado. El carancho no lu había
ayudado y los perros se li habían muerto.
Delicia Zavala de Pérez, 25 años.
Cumbre de los Comechingones. Puesto La Rubia. Chacabuco.
San Luis, 1968.
Aprendió el cuento del padre, que
era un gran narrador.
Cuento 156. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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