Andaban juntos el zorro y el tigre.
Que el tigre se llamaba Ilifonso. Cuando viene y mata un animal el tigre. Y el
zorro le pedía algo para comer y el tigre no le daba nada. Los ojos, los
ocotes, las patas, todo era para llevarle a la tía tigra . Por fin lo único que
le dio fue la chuspa. Juan se puso a soplar la chuspa. Comió el tigre y se
durmió. El zorro la llenó de moscas a la chuspa y se la ató a la cola al tigre,
despacito para que no se despierte. Se subió a un árbol y empezó a decir:
-Uno... dos... tres... cuatro...
cinco... seis... siete... ocho... nueve... diez... y once con el amo.
Y el zorro le dijo que esa era la
orden, que había que cumplirla. Dice que obedeció la tigra y si acostaron
juntos.
-No, mi han de decir Juan Pieses.
En el medio hai ser.
-Anoche ha venido y mi ha dicho que
por tu orden asara un asado, que comiéramos y durmiéramos juntos -dice la
tigra.
-Tras que mi ha hecho disparar
hasta no sé dónde, todavía se burla de mí durmiendo con vos. A donde lo
encuentre lo voy a matar.
Y se fue a buscarlo. Y anduvo
mucho. El hecho es que lo halla en una resolana, durmiendo. Pero ante de
matarlo empieza a hincarlo con unas pajitas por la nariz. Y el zorro creia que
eran moscas, y decía:
-¡Ah!, estas moscas no me dejan
dormir, y eso que anoche hi dormido mal por dormir con mi tía tigra.
Pero, en eso abre los ojos y lo ve
al uturunco370.
Áhi saltó y salió corriendo y se metió en una vizcachera. Y el tigre lo corrió
y lo alcanzó a agarrar de la cola. Y áhi el zorro de pícaro le dice:
Y al tigre más rabia le dio y se
quedó en la puerta de la cueva esperando que saliera. El tigre ya no podía más
di hambre. Y entonce lo vio a un caranche y le dice:
-Ya sé amigo. Y ya sé también que
voy a morir, ¿pórque no me canta un versito de esos lindos que usté sabe?
-Pero, cante, amigo Sánchez, mire
que yo me voy a morir y hace mucho que no lo oigo cantar. ¡Y usté canta tan
lindo!
Y el caranche se creyó y en una de
esas cedió al pedido. Y se echó pa atrás, como canta el caranche, y cuando
'taba cantando el verso, el zorro le llenó la boca y los ojos con tierra. Y áhi
salió corriendo el zorro y se jue pa la casa de él.
Francisco Villarroel, 53 años. La Costa. Los Hoyos. Río
Seco. Córdoba, 1952.
El narrador es juez de paz de La Costa , que es un pueblecito
rural.
Cuento 158. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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