El zorro le debía una mala jugada
al tigre, ¿no? Entonce lo encontró en el campo el tigre. Viendosé un poco
perdido, el zorro, lo empezó a conversar al tigre y acercarse un poco, pero
siempre con recelo, hasta que lo pudo engañar de que había una gran farra.
Mientras marchaban, por ahí, cuanto
encontró la primera vizcachera se ganó el zorro adentro. Y el tigre cuando lo
vio, lo atropelló. Lo alcanzó a agarrar de la cola. Y entonce le gritó de
adentro:
Bueno... Al pasar un carancho, el
tigre concibió la idea de ponerlo de centinela. Y él se fue a buscar una pala
para sacarlo al zorro y cobrarle lo que le debía. La deuda, desde luego, era
grave. Había dormido con la mujer del tío Simón ¿no?, que así se llama el
tigre. Don Juan se llama el zorro.
Entonce viene el carancho y lo pone
de centinela. Y el zorro travieso siempre, se acercó a la puerta y le dice al
carancho:
Se puso a cantar, y cuando abrió la
boca, y se echó para atrás, el carancho, el zorro le echó un puñado de tierra
en los ojos. Y ahí se mandó mudar. Cuando vino el tigre 'taba el carancho de
centinela pero no había nadie. Así que el asunto se le agravó otra vez.
Candelario Portillo, 63 años.
Mojones Sur. Villaguay. Entre Ríos, 1970.
Ganadero. Oyó contar muchos cuentos
del tigre y el zorro entre los peones del campo.
Cuento 184. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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