Había una vez un zorro que se
llamaba Juan. Juan tenía dos tíos, el tío tigre y la tía tigra. Los dos lo
querían matar al sobrino porque les había hecho muchas picardías, pero Juan lo
mató al tío.
El tío tigre era muy envidioso y el
sobrino se aprovechó de ésa para hacerlo cair en una trampa. Un día se compró
una escopeta y se fue a la casa de los tíos. La cargó a la escopeta y le dijo a
los tíos que era una cosa nueva, que tenía perfume muy rico y que la había comprado
para perfumarse cuando quería. Entonce Juan se hacía el que le tomaba perfume
por el caño, y decía que no había conocido un perfume mejor.
Entonce el tío en seguida quiso
oler también y le decía a Juan que lo deje probar. Juan no quería. Decía que se
le iba a terminar l'aroma. Pero tanto lo obligó el tío que al fin Juan le dijo
que bueno. Le dijo que ponga la nariz en la boca del caño. El tigre puso la
nariz, pero no sentía aroma y lo retó a Juan:
-Pero, usté no hace como hago yo.
Aprete con el dedo del pie aquí, y va a ver qué lindo perfume sale.
Y era el gatillo de la escopeta que
le decía Juan que apretara. Y el tío apretó el gatillo, y salió un tiro y le
bandió la cabeza y lo mató.
Y Juan salió disparando, agarró la
escopeta y disparó ante que la tía tigra se dé cuenta lo que pasaba.
Andrés Cabral, 50 años. Las
Bandurrias. San Martín. Santa Fe, 1953.
Nativo de la comarca. Ha cursado
los grados de la escuela primaria.
Cuento 194. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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