Una güelta andaba el zorro y el
tigre por carniar en el monte. Han carniao una vaquita gorda de un puesto
vecino. El tigre carniaba y comía y no le daba nada al zorro. El zorro le pedía
y el tigre mezquino no le daba nada. Se ha cansan el tigre de comer y le dijo
al zorro que cuide la carne, que él va a dormir.
El tigre había tirao la vejiga
entre los pastos y el zorro la levantó, la sopló y la llenó de moscas. Cuando
el tigre se durmió, se la ató en la cola. Entonce le gritó juerte:
-¡Tío tigre! ¡Tío tigre, viene la
policía y lo va a fundir! El tigre se despertó y tomó para el lao 'el monte, y
más corría lo que oía el ruido de las moscas.
Y 'taban terminando de comer cuando
oyeron que el tigre venía muy enojado. El zorro se disparó al monte. De ese día
en adelante el tigre lo persigue al zorro para matarlo, pero como el zorro es
tan letrao
se salva siempre. Y lo anda persiguiendo todavía.
Ermelindo Illesca, 70 años. La Soledad. Patiño.
Formosa, 1962.
El narrador es ganadero de antiguo
arraigo en la región.
Cuento 166. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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