Primera
variante (1):
Miles de años atrás, ciertas tierras del pueblo
mapuche eran dominadas por un malvado Rey Inca, que había erigido una ciudad
llamada Waria Mawida[2].
Este rey era un verdadero dictador, que demostraba
un siniestro talento para inventar situaciones que justificaran el trato cruel
hacia las personas que vivían bajo su poder, a quienes hacía sus permanentes
víctimas no sólo de distintos maltratos sino hasta de la muerte por
sacrificios.
Tal fue el despliegue de maldad de este soberano que
el propio Chau[3]
consideró que debía intervenir. Mandó a su hijo a ver al Rey Inca, pero le
indicó que lo hiciera bajo el aspecto de un mendigo.
Así lo hizo el hijo de Chau, y trató de hablar con
el monarca para pedirle que aliviara su miseria. El Rey Inca, ciego de poder,
simplemente ordenó que lo mataran.
El hijo de Chau pudo huir, convirtiéndose en río y
atravesando bajo esa forma la
ciudad. Un río violento que arrastró muchas cosas a su paso,
y hasta terminó llevándose la vida del hijo del Rey Inca, que pereció ahogado.
El Rey Inca se enfureció como nunca. Primero ordenó
asesinar a todas las machi, para que
nadie realizara conjuros ni rituales mapuches. Luego comenzó a matar a toda la
gente del pueblo de la tierra.
En el colmo de su ira, mandó destruir todo elemento que fuera
sagrado, incluso el árbol del canelo.
Esto acabó con la paciencia de Chau: el Padre lanzó
lluvias sin fin sobre Waria Mawida,
hasta que la ciudad fue cubierta cien veces por la altura de las aguas caídas.
Desde entonces, al lago que se formó por encima se lo llama Lácar, para
recordar que debajo de su superficie hay una ciudad sumergida.
Chau no mató al Rey Inca. Lo condenó a vagar
eternamente en las profundidades del lago. Esto causa miedo entre los
habitantes ‑humanos y mágicos‑ de la zona, porque en los días de tormenta el
malvado Rey puede aparecer flotando sobre la superficie, sentado sobre un gran
tronco, y dispuesto a matar a todo ser vivo que se cruce en su camino.
Fuente:
Néstor Barrón
066. anonimo (patagon)
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