La gente de la tierra, ya en las épocas remotas de
la raza, se dedicaba a cazar animales salvajes para alimentarse.
Esto sucedió en el principio mismo de la era
mapuche. Un grupo de hombres andaba en busca de presas para llevar a su aldea,
cuando uno de ellos señaló algo al pie de un barranco que le parecía notable,
aunque no supo explicar por qué: un ciervo olfateaba insistentemente la base de
una gran piedra.
Parecía algo común, sin nada que pudiese ser interesante.
Pero el hombre insistió a sus compañeros para que bajaran al barranco e
investigaran qué había debajo de aquella piedra.
A medida que descendían la ladera hasta el pie del
barranco, el hombre se excitaba más y más, pero sus compañeros dudaban de que
pudieran hallar algo raro o asombroso, más allá de alguna hierba que gustase
especialmente a los ciervos.
Por fin llegaron junto a la piedra, y mientras dos
de ellos se iban tras el ciervo que olfateaba para obtenerlo como presa y que
así al menos el descenso sirviera de algo concreto, el hombre ayudado por los
dos restantes levantó la piedra.
Debajo hallaron una metawe plena de muday[1].
El hombre inmediata-mente quiso beber de ella, pero sus compañeros le
dijeron que estaba loco, porque no sabía quién había puesto eso allí ni cuándo.
¿Y si se trataba de un maleficio dejado
por un kalku[2]?
El hombre, a
pesar de las advertencias, no dudó: bebió del cuenco. Al instante entró en un
trance, y sólo era capaz de repetir un ruego: que lo llevaran rápido con el machi de su aldea.
As¡ lo
hicieron, y cuando el machi se encerró con el hombre en una cueva cercana, éste habló. Pero no era él, ese hombre, quien hablaba, sino las
voces de los ancestros a través de él. Y las voces dijeron al machi que aquel hombre había encontrado
una vlmen kura[3],
y que eso había sucedido para que a
través de este hombre pudieran transmitirle al machi una poderosa rogativa para que él pudiera pedir
la ayuda divina en la solución de los problemas de su gente.
Esa oración
era el Llellipun, que aún
hoy es usado por las machi sabias que protegen a la gente de la tierra. Y dice así:
Wüm Fucha, wün kusé
Eymy müleymi wenu mapu chaw leli
muyiñ
Eymy am ngen
dungun fill müley ta wenu mapu
Ka feley ta nag mapu, eym¡ tamí elel
Mup¡n dungu ta
eymi.
Feewwwww...
Elchen ka ñidol
eymí am ülmen ka nüneym¡ tami elün
Wenu Mapu ka nag mapu fey mew
manel wiñ chaw.
Chaw
Ngünechen elu mutuyiñ küme mongen ka
kne küme küdaw,
Akukilpe ta ngüman dungu kayfey
may filla dungu inchiñ niyetudyin küme dungu ka kümeke ¡yael tayiñ
ayüwal.
Felepe may
Elchen.
("Dios que vives en la Tierra de Arriba,
Míranos porque tú eres
dueño de todas las cosas creadas que allí hay
Y también aquí, en nuestra
tierra en que vivimos porque tú nos la dejaste,
Y por eso tú sigues siendo
el principal en esta tierra.
Dios, tú eres el dueño.
Todo está bajo tu poder porque tú nos dejaste aquí.
Nosotros fuimos criados en
esta tierra, por eso estamos seguros y confiados, Padre.
Padre Dios, danos una
buena vida y trabajo para vivir,
Que no llegue la pobreza
ya que es muy dolorosa y amarga, por eso te pedimos alimentos suficientes para
que vivamos bien y con alegría aquí en esta tierra.
Hasta aquí llega mi ruego,
Dios.")
Fuente:
Néstor Barrón
066. anonimo (patagon)
[1] Metawe es
una vasija de arcilla que suele tener uso ritual y religioso, y en la que
también se guarda el muday, que es
una bebida refrescante elaborada a base de trigo cocido y molido, el cual se
mezcla con agua y se deja fermentar.
[2] Brujo", pero en
un sentido maligno, sin relación con el concepto mágico de la machi.
[3] Literalmente,
"piedra de poder”.
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