Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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martes, 29 de mayo de 2012

Cami salva la fábrica de helados

¡Menudo sábado mas aburrido!, afuera está lloviendo y no hay quien salga a dar un paseo, así que la pequeña Cami, una preciosa niña de pelo largo y castaño, que suele llevarlo recogido en dos pequeñas colas, decide ver una película de Disney para entretenerse, pero como hoy había madrugado mucho, al ratito, se queda completamente dormida en el sofá frente al televisor.
Empieza de pronto a soñar..., está en la fábrica de helados de su ciudad, ha ido de excursión con el colegio porque mañana es final de curso y van a hacer la fiesta del helado, será maravilloso, helados de todas las formas y sabores para todos los niños, los papás y los maestros.
El autobús aparca en la puerta de la fábrica, los niños bajan ordenadamente y entran en el maravilloso mundo de los helados, huele a fresa, a vainilla, a chocolate, a pistacho, a menta, a nata, a crema... ¡Ummmmm, que delicia!
El Director de la fábrica acompaña a los niños en la visita, les enseña las máquinas que hacen las cremas, las que preparan los barquillos, las que les dan la forma...pero de pronto suena una sirena.
-¿Qué ocurre? -pregunta el director al vigilante que se aproxima.
-Su amigo el ratón Fabín se ha llevado para jugar la llave que hace funcionar todas las máquinas y ahora no lo puede encontrar.
-¡Qué desastre! -exclama el Director- no podremos preparar los helados de la fiesta del colegio si no funcionan las máquinas.
Cami, se hace cargo de la situación enseguida, será horrible no poder hacer la fiesta, todo el mundo está emocionado con la idea, en especial ella a la que le encantan los helados de crema cubiertos de chocolate.
-Si estuviera aquí Agustina sabría lo que hacer, sobre todo si tuviéramos un perrito que nos ayudara a encontrar la llave -pensó Cami mientras buscaba la manera de ayudar.
-¡Ya sé! -se dijo de repente- yo misma buscaré la llave.
Con mucho cuidado para que nadie se diera cuenta, se apartó del grupo y buscó el despacho del Director.
Una vez que lo encontró, entró y buscó al pequeño Fabín.
-¿Fabín estás aquí? - preguntó sigilosamente la niña.
-Sí, detrás de la cortina -contestó una vocecita asustada.
-¡Hola, soy Cami y he venido a ayudarte a buscar la llave.
-Te lo agradezco mucho, pero la he buscado por todas partes y no está, ha desaparecido.
-Las llaves no tienen piernas, y no salen andando de los sitios -dijo Cami un poco enfadada, así que ánimo y ayúdame a encontrarla, la fiesta de mi colegio tiene que celebrarse mañana.
La niña y el ratón salieron del despacho e iniciaron la búsqueda, Fabín le dijo todos los lugares en los que creía haber estado jugando con la llave, y uno por uno los fueron recorriendo.
Primero fueron a la sala de las frutas, donde eran lavadas, peladas y cortadas para triturarlas y añadirlas a las cremas, pero allí no encontraron nada.
Después buscaron en la sala de las cremas, donde se batían la leche con el azúcar y se le añadían los trocitos de chocolate o las almendras, avellanas o pistachos.
Al comprobar que tampoco estaba allí la llave, Fabín empezó a llorar.
-¡Todo es culpa mía! -no paraba de repetir- si no hubiera jugado con la llave, nada de esto estaría pasando.
-No te preocupes pequeño -intentaba consolarle Cami- yo también hago a veces cosas que no debo, y mi mamá me regaña, pero al final siempre se soluciona.
-Si no encontramos la llave antes de las 4, la fábrica no podrá hacer todos los helados que hacen falta para mañana.
Eran ya las 3, quedaba poco tiempo, Cami no estaba muy segura de poder solucionar el problema, hasta que de pronto tuvo una idea.
-Fabín, ¿has pasado cerca de las cubas de crema, las grandes que parecen piscina? - Sí Cami, he pasado por allí, pero ahí no podemos buscar, yo no sé nadar. -No hace falta nadar, tú eres muy chiquitín, pero a mí la crema me debe de llegar como a la altura del ombligo más o menos, tan solo necesito unas gafas de bucear, estoy casi segura de que la llave se te cayó en alguna crema.
-Los señores que arreglan las máquinas tienen unas gafas que te pueden servir, ahora mismo las traigo.
Dicho y hecho, Fabín volvió en un santiamén con las gafas y Cami se las colocó y comenzó la búsqueda.
-¡Allá voy, deséame suerte! -dijo la intrépida niña cuando se quitó los zapatos y se zambulló en la primera piscina de crema de plátano.
Cami parecía un elefante rebozándose en el barro, con la riquísima diferencia de que ella estaba pringada hasta las cejas de crema dulce.
-¡Aquí no está Fabín! -dijo la pequeña un tanto decepcionada- ayúdame a salir e iré a la piscina de crema de manzana.
Cami fue buceando de piscina en piscina sin obtener ningún resultado, la llave no aparecía por ningún sitio, y ella estaba ya cansada, además de que parecía una piruleta de mis sabores y colores.
-Solo nos queda la piscina de la crema de caramelos de colores - dijo Fabín -es la que está mas cerca de la puerta por donde me he marchado de la sala.
-Pues agotemos la última posibilidad - contestó Cami con la esperanza de que esta vez si iba a encontrar la llave.
Tras un buen rato de bucear y explorar la piscina, que estaba llena de crema y trocitos de caramelo, Cami tocó algo.
-¡Fabín, Fabín... aquí hay algo! -gritó emocionada la niña.
- ¿Qué es, qué es? -contestó el ratoncito expectante.
Cami sacó la mano de la crema, y ante el asombro y la alegría de los dos, apareció por fin la llave.
-¡Viva, viva! -celebraban los dos amigos- ¡hemos encontrado la llave, ya se pueden fabricar helados...!
Enchastrados hasta las orejas y resbalándose por los pasillos, corrieron a buscar al Director para darle la buena noticia.
-Señor Director -interrumpió la niña -aquí esta la llave.
-¿Cómo la habéis encontrado?, el personal de la fábrica lleva buscándola todo el tiempo y no habían conseguido nada.
-Ha sido muy fácil señor, tan solo había que chapotear un poco. 
-¡Dios Santo, si pareces un helado de tutifrutti! -reparó por fin el Director.
-¡No se preocupe señor, seguro que mi madre comprenderá que hoy llegue a casa un poco manchada...
Ja, ja, ja... ¡todos rieron felices, por fin se había solucionado el problema, el Director le dio la llave al encargado y le dijo que empezaran cuanto antes a preparar los helados de la fiesta del colegio para el día siguiente!
El pobre Fabín que se sentía culpable por todo lo que había ocurrido, se había marchado de allí y Cami insistió en buscarlo antes de regresar a casa con el resto de sus compañeros.
Cuando lo encontró, en el despacho del Director, Fabín había preparado sus cosas para marcharse de la fábrica.
-¿A dónde vas Fabín? -preguntó Cami muy sorprendida.
-Debo marcharme Cami, he organizado un lío tremendo y seguro que ya no me quieren aquí.
Pero el Director que había ido detrás de Cami dijo:
-¡Claro que te queremos con nosotros Fabín!, lo que ha ocurrido hoy no tiene nada que ver con el cariño que todos te tenemos todos aquí en la fábrica.
Fabín por fin sonrió y le dio un fuerte beso a Cami que prometió que le invitaría algún día a su casa para que le conociera su familia, y el Director le dijo a Cami, que siempre que quisiera, podía ir a comer los helados que mas le gustaban.
Al cabo de un ratito, Cami se despertó hecha un ocho en el sofá y le preguntó a su madre.
Mamá tenemos helado en la nevera…


999. Anonimo, 

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