Nasrudín subió a un árbol para
aserrar una rama. Alguien que pasaba, al ver cómo lo estaba haciendo, le avisó:
-¡Cuidado! Está mal sentado
en la punta de la rama... Se irá abajo con ella cuando la corte.
-¿Piensa que soy un necio que
deba creerlo? ¿O es usted un vidente que pueda predecir el futuro? -preguntó
Nasrudín.
Sin embargo, poco después,
como siguiera aserrando, la rama cedió y Nasrudín terminó en el suelo. Entonces
corrió tras el otro hombre hasta alcanzarlo:
-¡Su predicción se ha
cumplido! Ahora dígame: ¿Cómo moriré?
Por más que el hombre
insistió, no pudo disuadir a Nasrudín de que no era un vidente. Por fin, ya
exasperado le gritó:
-¡Por mí podrías morirte
ahora mismo!
Apenas oyó estas palabras,
Nasrudín cayó al suelo y se quedó inmóvil. Cuando lo encontraron sus vecinos lo
depositaron en un féretro. Mientras marchaban hacia el cementerio, empezaron a
discutir acerca de cuál era el camino más corto. Nasrudín perdió la paciencia
y, asomando su cabeza fuera del ataúd, dijo:
-Cuando estaba vivo solía
tomar por la izquierda; es el camino más rápido.
999. Anonimo,
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