Que
eran compadres el quirquincho y el zorro.
El
quirquincho era muy buscavida y el zorro, muy zorro. Pero cuando le
convenía, decía que era sin alvertencia y se hacía el tonto.
Un
día, el compadre quirquincho sale a cazar. Se va a una laguna grande
donde bajaban todos los toros a beber. Y el quirquincho llevó todos
sus hijitos y la señora. Hizo una cueva con muchos quenquitos y
llevaron un lazo largo y se ataron cada uno de la cintura. Mientras
el quirquincho enlazaba un toro, los quirquinchitos lo sujetaban.
Entonce
el quirquincho le dio unas tripas, unas patas y carne, y el zorro se
jue muy contento. El quirquincho le esplicó cómo tenía que hacer
para que también él pille un toro.
El
zorro se había venido también con todos los hijos y había hecho
una cueva derecha, sin quencos ni nada. Y les había atáu a la
señora, a los hijitos de la cintura. Y cuando él enlazó el toro,
el toro salió disparando y los arrastró, y les había cortáu la
cintura a la señora y a los hijos, y daban gritos pidiendo socorro.
En eso el compadre había oído los gritos y se acercaba.
-Estoy
enlazando un toro.
Y
como el zorro hace la cueva derecha, el toro los arrastró a todos
los zorros atados del lazo y los mató.
Lola
López de Tarifa, 46 años. Amaicha del Valle. Tucumán, 1951.
Lugareña
rústica. En este cuento el toro reemplaza al potro del cuento más
extendido.
Cuento
242. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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