Una
güelta el quirquincho 'taba en la orilla de un riacho. 'Taba por
enlazar un potro pa comé. 'Taba haciendo su cueva con entraditas pa
hacé pie. Y 'taba con la armada del lazo pronta porque 'taban por
llegá los potro al agua. Vino el zorro, don Juan, y como 'é tan
letrao, le dice:
Vinieron
los potro. El quirquincho enlazó uno. Se afirmó en la cueva. El
potro pegó un salto, cayó, se descogotó. Cuando comieron la carne,
el quirquincho le dice al socio:
Vinieron
lo potro. Enlazó uno, el zorro, y se afirmó en su cueva. Era un
potro chúcaro. Pegó un salto y lo sacó volando al zorro. Disparó
a lo monte. Lo despedazó al zorro y le desparramó los pedazo en la
maciega. Y ahí se quedó sin socio el quirquincho.
Luis
Coria, 68 años. Las Breñas. 9 de Julio. Chaco, 1960.
El
narrador, rústico, es peón de campo. Oyó el cuento en sus andanzas
por la provincia, a peones criollos como él.
Cuento
269. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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