Dice
que había una vez un quirquincho que estaba en su casa. Después
lo'bía visto venir al zorro montao en un burro y l'había dichu:
Por
bajo la tierra se iban a un boliche y áhi 'taban toda la noche
tomando. Áhi en el techo 'bía habíu una guitarra. Entonces el
zorro decía:
Después
el zorro se subió a la ventana y sacó la guitarra. Después ha dao
un frinco al suelo y se ha puesto a tocar la guitarra toda la noche y
abrían botellas de vino a remudas y tomaban. Ya era cerca del
amanecer cuando ha veníu el dueño del boliche, y cuando 'taba
haciendo sonar el candao, el quirquincho se ha ido, escapando por el
cimiento, dejando encerrao a su compagre. Después, metiendo la
cabeza, el hombre, ha divisao, y el zorro l'había saludao diciendo:
Entonces
el hombre, güelta, lo ha cerrao con candao, y si ha ido a su casa y
ha traíu palos y toda su perrada. Y divisando por la ventana l'ha
tirao un palo y el zorro ha gritao:
Después
el zorro ha frincao a la ventana y lo han alcanzao los perros y lo
han matao, lo han hecho pedazos. Así lo ha embromao el quirquincho
al zorro.
Juan
Mamaní, 30 años. Carayoc. Santa Catalina. Jujuy, 1955.
Pastor
colla en este lugar lejano de la Puna. Analfabeto. Buen narrador.
Cuento
427. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
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