Dice
que había una vez un quirquincho que era muy güen enlazador. Eran
compagres con el zorro. Un día lo invita el quirquincho al zorro a
descogotar potros. Y el zorro le dice:
Y
si habían ido cerca di una laguna. Áhi cáian las manadas de potros
a tomar agua. Y güeno, si habían preparau una cueva cada uno. La
cueva del quirquincho es llena de quencos y la del zorro es derecha.
Y
ya se prepararon para enlazar. Y que ya venía la manada, y al primer
potro que llega lo enlaza el quirquincho. Se metió en la cueva, hizo
pie, y lo descogotó al potro. Después le tocó al que seguía, al
zorro. El zorro se ató el lazo en la cintura, enlazó el potro y se
metió en la cueva, pero, como es derecha, no tenía ande hacer pie,
así que el potro lo sacó di un golpe y lo llevaba ramiando pal
campo. Y el quirquincho le gritaba:
Qué
iba dar lazo, el zorro compadrón, si no se podía sacar el lazo 'e
la cintura, que ningún enlazador si ata así.
Adán
Brizuela, 64 años. Casa de Piedra. Santa María. Catamarca, 1951.
Campesino.
Buen narrador.
Cuento
247. Fuente:
Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
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