Un
buen día lo llamó el zorro al quirquincho para sembrar en sociedá.
Cuando hicieron el negocio de la sociedá, el zorro le dijo al
quirquincho que él prefería lo que quedaba para arriba de las
plantas, para arriba de la tierra. El quirquincho aceptó. Y
sembraron papas.
Cuando
vino la cosecha y ya vino el socio para repartirla, ya no había nada
que sirviera para arriba de la tierra.
Bueno,
áhi estuvieron en discusión y el zorro le decía que cómo él no
iba a tener nada, que le tenía que hacer parte de la sociedá, que
cómo él iba a quedar en pérdida, que él no iba a tener nada, y
qué sé yo. Que él no más no iba a quedar con provecho, le decía
al quirquincho.
Y
vino una sequía terrible y no se produjo nada, así que volvió el
zorro a perder. Así que lo embromó otra vez el quirquincho. Y el
pícaro se quedó esperando.
José
Escudero, 50 años. Cerros Largos. San Martín. San Luis, 1968.
Peón
de campo. Aprendió el cuento de un viejo narrador de la región, que
ha muerto hace algunos años.
Cuento
323.
Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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