Éste
que era un zorro y un quirquincho que eran muy amigos. Vivían en su
cueva cada uno, y las cuevas 'taban vecinas. La cueva del zorro era
derecha y la del quirquincho puras curvas. Así hacen sus cuevas
estos animales.
Una
vez hicieron una apuesta, a ver cómo enlazaban un potro. El
quirquincho enlazó primero y se metió en la cueva. Lo sujetó muy
bien porque el quirquincho es güen enlazador y además puede hacer
pies en las curvas de su cueva. El potro dio una estirada y se mató.
Se quebró el cogote. Cuando le tocó al zorro, enlazó y se metió
en la cueva que es derecha. El potro disparó y lo sacó como un
chijete al zorro, y lo hizo tira, lo que lo arrastró entre las
piedras y los montes. Claro, el zorro no sabe enlazar y tampoco puede
hacer pies en la cueva, porque es derecha, y el potro lo sacó al
primer tirón no más.
Gabriela
Romero, 64 años. El Sauce. Chacabuco. San Luis, 1950.
Campesina.
Buena narradora.
Cuento
257. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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