Diz
que hacen una apuesta el zorro con el quirquincho. La apuesta era que
iban a enlazar un potro pa almorzar ellos. Que un día le tocaba a
uno y otro día le tocaba al otro. Y luego ya han dicho ánde iban a
hacer carne, éstos. Era en una aguada ande caiban los animales al
agua. Y bueno, que va el quirquincho y va y cava la cueva con
quencos, con vueltas, como la hace él a su cueva, y había hecho
bien la trinchera. Y el zorro ha ido, ha cavau su cueva derecho no
más. Así es la cueva del zorro.
Y
luego ya tocó el día que le tocó al quirquincho. Y bueno, ya
enlazó el potro y se metió en la cueva, con la presilla del lazo
bien agarrada a la cintura. Y al quirquincho no lo mueve naide cuando
se mete en su cueva. Y claro, el potro ha pegau l'estirada, y de una
vez no más lo ha descogotau. Y claro, ya almorzaron, ya tuvieron
carne a rodo.
Y
hizo lo mismo, claro. Y bueno, cuando vinieron los potros al agua,
enlazó un potro y se metió en la cueva. Que si había atau bien
seguro el lazo en la cintura. Y que el potro disparó y que lo
sacó al zorro de la cueva como una escupida, y que el zorro iba los
gritos no más.
Y
al fin ya no se le oyeba lo que decía. ¡Puánde, qué iba a sujetar
un potro el zorro! Y el potro lo mató no más.
Clemente
Eraso, 46 años. San Antonio del Cajón. Santa María. Catamarca,
1951.
Campesino
rústico pero inteligente y muy buen narrador.
Cuento
246. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
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