Diz
que había una vez, hace años, cuando las bestias eran nojotros, y
nojotros no habíamos nacío, un quirquincho muy léido y pícaro que
tenía por compadre a Juan el Zorro, pero éste le tenía envidia al
quirquincho de l'habelidá pa enlazar los potros baguales.
-Veya,
cumpa -le contestó el quirquincho- yo cavo un aujero derechito en
medio 'el campo, donde no haiga raíces de yuyos. Luego me amarro el
lazo 'l la centura y m' estoy echaíto al ladito 'el aujero. Cuando
pasan los potros, los enlazo y ligerito, me tiro 'i cabeza al pozo.
Entonces ni llorando me saca el potro y yo lo pillo. Ni por juerza se
va.
El
Juan, muy contento con el consejo del quirquincho, hizo lo mesmito,
cavó un aujero derechito en medio 'el campo, se ciñó el lazo a la
ventura. Echó la manada 'i potros y cuando pasó cerca lo enlazó
perdiendosé ligero en el aujero, pero como el cimbrazo del potro jue
fuerte, el Juan salió arrastrau por el potro que lo llevó puel
campo, tuito lastimao. Pero el quirquincho que estaba lenteando de
cerquita no más, le gritaba:
Cirilo
Machaca, 65 años. Los Alisos. San Antonio. Jujuy, 1952.
Campesino
de esta zona ganadera de Jujuy, vecina de Salta.
Alfarero,
de los pocos que quedan en la región. Buen narrador.
Cuento
241. Fuente:
Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
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