Viene
y lo pilla el zorro al quirquincho. Y li ha dicho:
-Ve
-que le dice. Yo te guá llevar y te guá dar de comer por áhi. Hay
pasas, hay arrope, hay vino -dice, todo en una despensa.
Y
va, se pone y lo llevaba. Ya li había gustau al quirquincho. Ya
había hecho cueva, se entraba y salía.
-¿Pórque
no vamos? -le dice el quirquincho. ¿Pórque no vamos a la despensa,
Juan? Allá chupás a gusto y comís a gusto -dice.
Bué...
Y el quirquincho lu hacía porque no lo vaya y lo coma el zorro, tan
traicionero. Bueno, va una vez y se entra el zorro, como dueño de
casa, va a la cocina, todo. Y él dentra, dentra por la puerta, y el
quirquincho se entra por la cueva, ande él sabía. Y le dice:
Áhi
'taba, trapicando vino en las tinas, áhi, déle, déle chupar el
zorro. Bueno, déle lengüetiar, déle, déle, déle.
-Bueno
-que le dice el quirquincho, servite no más.
¡Ayayay!,
chumau qui andaba los golpes no más, cuando ha sentiu el tropel y nu
ha podíu salir por ningún lau. Y han veníu y lu han pillau y lu
han matau no más. Nu hay caso, y áhi se li ha acabau.
Eulogio
Tejada, 68 años. Villa Unión. General Lavalle. La Rioja, 1968.
El
narrador es un campesino rústico. Sabe muchos cuentos. Su narración
a veces es un poco oscura, quizá porque no narra con frecuencia,
pero lo hace con verdadera alegría.
Cuento
432.
Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
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