Diz
que el zorro y el quirquincho eran compañeros, y se propusieron de
ver si hacían una presa para comer; habían llegado a una aguada
ande bajaban los animales yeguarizos a beber.
Entonce
el quirquincho que había cavado una cueva puros cuencos, áhi, junto
a la aguada. Di áhi, cuando vino la hacienda caballar al agua, que
el quirquincho había preparado el lazo y había enlazado un potrillo
de los más grandes, y se metió en la cueva. Que el padrillo ha
disparado y en el tirón que dio, que se ha descogotado, el padrillo.
Y áhi comieron los dos compañeros hasta que se han terminado la
presa.
Cuando
han pasado unos días y han querido comer los dos compañeros, que el
zorro le ha dicho al quirquincho que le pertenecía a él enlazar la
presa, esta vez. Y el quirquincho le ha dicho que enlace no más. Y
luego el zorro hizo una cueva derecha, como son las cuevas de los
zorros.
Cuando
han llegado los yeguarizos, 'diz que el zorro armó el lazo y enlazó
un padrillo de los más grandes y gordos, y diz que se perdió en la
cueva. Y en seguida el animal disparó y lo ha sacado al enlazador
como un volantín. Diz que el zorro se había prendido el lazo de las
verijas. Cuando lo ha visto el quirquincho, que le gritaba:
-Y
que el padrillo lo llevaba los saltos y lo arrastraba después, hasta
que lo ha partido en dos y lo ha muerto.
Miguel
Ángel López, 76 años. Tafí del Valle. Tafí. Tucumán, 1951.
Lugareño
rústico. Gran narrador.
Cuento
243. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
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