Si
había muerto el tigre y el zorro había quedau de heredero. Es que
heredó una chacra. Y entonce el zorro buscó quien la siembre. Y
entonce lo buscó al quirquincho. Hicieron el trato de sembrar a
media. Y el zorro pensó que lo iba a embromar al quirquincho todas
las vueltas.
Hicieron
un contrato que en la primera siembra el quirquincho iba a cargar con
toda la siembra para abajo 'e la tierra y el zorro con la siembra
para arriba. El quirquincho sembró papas. El quirquincho cosechó
papas y el zorro no cosechó ni medio. Lo embromó la primera vuelta
al zorro.
La
segunda siembra, el zorro dijo que la siembra para abajo de la tierra
era para él y la de arriba era para el quirquincho. El quirquincho
entonce sembró trigo. El quirquincho cosechó todo el trigo y el
zorro no cosechó nada.
El
zorro le dijo al quirquincho que él había hecho dos cosechas muy
lindas y que él no había cosechado nada. Y le dijo que esa vez,
toda la siembra para arriba de la tierra y para abajo, eran para él,
y que la cosecha del medio de la planta era para el quirquincho. Y el
quirquincho sembró maíz. Y como el maíz está en el medio de la
planta, lo volvió a embromar en la tercera vuelta. Y el zorro no
cosechó ninguna siembra. Y eso le pasó porque lo quiso embromar al
socio. Si se hubieran partido por igual no le hubiera pasado eso.
Francisco
Borjas Ábrego, 13 años. La Botija. San Luis, 1951.
Un
niño buen narrador, caso no común.
Cuento
324.
Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
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