26. Cuento popular castellano
Eran una zorra, un lobo y un oso. Y
una noche no tenían qué cenar, y dijeron:
-¿Cómo nos arreglaremos pa cenar esta
noche? Y dijo la zorra:
-Yo me comprometo a ir a ese pueblo a
por gallinas. Y dijo entonces el lobo:
-Pues, yo voy a aquella telera y
traigo un carnero. Y dice el oso:
-Yo voy a aquel colmenar y traigo una
colmena de miel.
Pues fue la zorra al pueblo. Llegó, se
subió a la torre y empezó a tocar las campanas a fuego. Acudió la gente, y la
zorra se bajó de la torre y se fue a las gallinas. Pero fue a cierta casa que
sólo se quedó una vieja sola en casa. Llegó la zorra y olfateó a una gatera y
dijo:
-Aquí huele bien.
Y era que estaba la vieja con el culo
a la gatera. Olfateó la zorra, se fue a meter, y salió la vieja con una brasa y
la quemó el hocico. Aquélla no llevó nada y salió escamada.
Fue el lobo a la telera. Llegó en
ocasión que había una lumbre muy grande, y dijo:
-Ahora, ¡buena ocasión! que están
cenando los pastores y ni me sienten ni me ven; y los perros al cuidado de que
les den algo, y tampoco salen.
Mas se descuidó el lobo, que ya habían
cenao y estaban a la lumbre sentaos. Los perros, como habían cenao también,
estaban alerta ya. Llegó el lobo, salieron los perros a él, y le quedaron sin
orejas y sin rabo.
Fue el lobo donde estaban la zorra y
el oso, y el oso ya estaba allí con el corchito de miel que había llevao. Y
dice el oso a la zorra:
-Vamos a ver. ¿Qué has traído tú?
-Pues, mira -contestó la zorra-, ¡las
narices todas quemadas!
-Y tú, lobo, ¿qué es lo que traes? -le
preguntó al lobo.
-Pues yo, ¿qué voy a traer -dijo el
lobo-, que vengo sin orejas y sin rabo?
Entonces dice el oso:
-Pues, miren. Yo traigo este corcho de
miel. ¿Cómo nos vamos a arreglar, porque para los tres es muy poco? Y salta el
lobo:
-Pues, echar suertes a ver quién se lo
come. Y dice la zorra:
-El que más viejo sea es el que se lo
come. Y salta el lobo en seguida:
-¡Ay, el más viejo, yo! ¡Yo nací
cuando nació la grama! Y dice la zorra:
-¡Ay! ¡Soy yo más vieja! ¡Cuando nació
la grama, ya era vieja la zorra en España!
Y salta entonces el oso y dice:
-Pues, yo no tengo más que ocho, y
¡cuidao del que toque el corcho!
Tordesillas,
Valladolid. Narrador
LXXIII, 3 de mayo, 1936.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. anonimo (castilla y leon)
Aunque adaptada a su estilo, esta fábula me la solía contar mi abuela que nació en 1896. Y la moraleja era: que siempre se impone la ley del más fuerte.
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