41. Cuento popular castellano
Era una vez un campesino que iba en
busca de trabajo y encontró a una serpiente que estaba casi muerta de frío. El
campesino le dio lástima de ella y la recogió, metiéndola en la alforja y atándola.
Al cabo de poco tiempo la serpiente
salió de la alforja y dijo al campesino:
-Mucho te agradezco que me hayas dado
la vida; pero tengo mucha hambre y te voy a devorar.
Entonces el hombre la suplicó que no
le devorase, y la serpiente le dijo que iría a votos, que el que tuviese más
votos que él ganaba.
Fueron andando y se encontraron a un
burro, y la serpiente le dijo:
-Tú, ¿por quién das el voto, porque yo
me coma al hombre, o porque el hombre me mate a mí? Entonces el burro contestó:
-¡Estos hombres no hacen más que
pegarnos palos todos los días! Yo te doy el voto a ti.
Se marchó el asno, y la serpiente le
dijo al hombre:
-Ya tengo un voto. Ya me voy afilando
los dientes.
Al poco tiempo encontraron a un toro,
y la serpiente le dijo:
-Tú, ¿por quién das el voto, porque yo
me coma al hombre o porque el hombre me mate a mí?
Y el toro la contestó:
-Yo te le doy a ti, porque estos
hombres no hacen más que pegarme y banderillearme. Y a veces me dan unos palos
que no los resisto.
Entonces la serpiente, relamiéndose,
le dijo al hombre: -Ahora sí que va de veras... Casi, casi que te puedo comer
ahora.
Y el hombre, muy triste, contestó:
-No, no. Todavía te falta un voto.
Al decir el hombre esto, encontraron
una zorra, y la dijo la serpiente:
-Zorra, tú, ¿por quién das el voto,
por que yo me coma al hombre, o por que el hombre me mate a mí?
Y a esto dijo la zorra:
-Esperaz que me ponga las gafas y mire
el libro de elecciones, y entonces os diré a quién tengo que dar el voto. Y
entonces la zorra le dijo al hombre:
-Ustez, ¿cómo encontró a la serpiente?
La serpiente entonces se colocó como
la había encontrado el hombre. Y la zorra dijo entonces al hombre:
-A ver cómo la cogistes y cómo la
metistes en la alforja.
Y el hombre lo hizo tal como antes lo
hubiese hecho. Al tener la serpiente dentro de la alforja, la zorra le dijo:
-¿Por qué no la mató ustez entonces?
-¿Por qué no la mató ustez entonces?
Y el hombre, al saber que la debía
haber matao antes, coge una piedra y la mata.
La zorra, al dar la razón al
campesino, le dijo que la tenía que dar dos gallinas que tenía en el corral,
sobre todo la blanca y la roja, que están diciendo «Comedme». El campesino la
dijo que sí, que se las daría.
Pero al día siguiente, cuando la zorra
fue a por ellas, el hombre cogió una estaca y la molió a palos, después de que
le había hecho tantos beneficios.
Mayorga
de Campos, Valladolid. Narrador
LXXII, 11 de mayo, 1936.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. anonimo (castilla y leon)
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