42. Cuento popular castellano
Una vez se reunieron las fieras para
ver quién había de ser rey de las fieras. Como era por la fuerza, lucharon el
oso y el león, y quedó vencedor el león. Entonces le dijo al león la raposa:
-¡Ay, señor, si te vieras con el
hombre, bueno te pondría!
-¿Dónde está ése? -pregunta el león. Y
la raposa le contesta:
-Baje ustez esa calle abajo y verá
ustez una puertecita encarnada. Allí es donde vive el hombre.
Y fue el león a parar a la ventana de
un zapatero. Según echó las manos sobre la ventana, de susto se le cayeron al
zapatero la horma, los zapatos y la lezna de las manos.
-¿Vive aquí el hombre? -preguntó el
león.
-¡Ay, no, no! ¡Por aquí no! -contesta
el zapatero. Ahí, por esa calle arriba, donde hay una puertecita encarnada, a
la derecha.
La puerta que le indicaba el zapatero
era la del herrero. Cuando se acerca el león a la puerta y pica y pregunta:
-¿Vive aquí el hombre?
-Sí, señor -dice el herrero. ¿Se le
ha roto alguna cerradura o alguna llave?
-No, señor -dice el león. Es que
había oído que tenía mucha fuerza el hombre, y deseaba echar una lucha con él.
-Pues, aguarde un momento -le dice el
herrero.
Mientras tanto el herrero calentó las
tenazas corvas y, cogiendo las tenazas en una mano y el martillo en la otra le
cogió por las narices con las tenazas calientes, y ¡golpes a la cabeza!...
¡trompazo a la cabeza!...
Y cuando el herrero le suelta, echa a
correr el león y coge el escopetón en las nalgas.
Cuando subió el león ande los demás
compañeros, le preguntó la raposa:
-¿Qué tal, compañero? ¿Qué tal te ha
ido?
-¡Calla, calla, que vengo echao a
perder! -dice el león. Eso, bien lo decías tú. Sólo me ha agarrao con dos
dedos... ¡Si me echa toda la mano!... Y, no conforme con esto, salió a la
puerta y me tiró un salivazo! y ¡ay, mira cómo me ha puesto!
Arbejal,
Palencia. Narrador
XLII, 24 de mayo, 1936.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. anonimo (castilla y leon)
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