Al llegar a
una edad avanzada, y tras una vida hogareña de alegrías y sufrimientos
cotidianos, unos esposos decidieron renunciar a la vida mundana y dedicar el
resto de sus existencias a la meditación y a peregrinar a los más sacrosantos
santuarios. En una ocasión, de camino a un templo himalayo, el marido vio en el
sendero un fabuloso diamante. Con gran rapidez, colocó uno de sus pies sobre la
joya para ocultarla, pensando que, si su mujer la veía, tal vez surgiera en
ella un sentimiento de codicia que pudiese contaminar su mente y retrasar su
evolución mística. Pero la mujer descubrió la estratagema de su marido y con
voz ecuánime y apacible comentó:
-Querido, me
gustaría saber por qué has renunciado al mundo si todavía haces distinción
entre el diamante y el polvo.
*El Maestro
dice: Para aquel que se ha establecido en
la Realidad, ganancia y pérdida, victoria y derrota, son impostores, porque el
que ve con sabiduría no hace distinción entre uno y otro.
004. anonimo (india)
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