Era un yogui que
diariamente se sumía en meditación y se conectaba con lo Inefable. llevaba
tantos años dedicado a la medita-ción que le resultaba fácil desconectarse de
lo mundano y mirar lo Absoluto. Pero cierto día sintió que no podía enfocarse
hacia su propio ser. Era como si algo lo distrajese o se opusiese a ello. Como
era muy sensitivo debido a sus asiduas prácticas meditacio-nales, percibió
supramentalmente la presencia de un demonio a su lado.
-Demonio, ¿no tienes otra
cosa que hacer que estar a mi lado perturbando mi práctica meditacional?
Y el demonio contestó
condoliéndose:
-Antes yo tenía mucho
trabajo y me divertía. Eran buenos tiempos, y no como éstos. Ahora hay tantos
falsos maestros, gurus embaucadores, desaprensivos mistagogos y charlatanes
espirituales, ¿qué para qué soy yo necesario? Ellos hacen mucho mejor que yo el
trabajo.
El Maestro dice. Cuando los Kguías» no son guías, sigue la Enseñanza. Ella es
elgran maestro impoluto.
Fuente: Ramiro Calle
004. anonimo (india)
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