Se había vuelto el hombre
más ávido de la localidad. Tan avaro era que él mismo se sintió muy preocupado
por el estado de avaricia que contaminaba su mente y que no le dejaba disfrutar
ya de nada que exigiera un gasto por mínimo que fuera. Oyó hablar de un yogui
que había sido muy rico y había renunciado a todo para vivir auste-ramente en
el bosque. Había donado su fortuna y vivía semi-desnudo. El hombre ávido fue a
visitarlo y explicó:
-Yo era en una época un
hombre generoso, te lo aseguro, buen yogui. Pero empecé a ganar dinero y cada
vez me volví más obsesio-nado por el mismo y más avaro. Al principio era sólo
avaro con los otros, pero luego empecé incluso a ser avaro conmigo mismo.
-Bueno, otros disfrutarán
un día de lo que tú estás acumulando -dijo sarcásticamente el yogui.
-Eso pienso, pero ni aun
así logro superar mi avidez. ¡Es horrible, pero no puedo evitarlo!
-Tienes una enfermedad
muy grave -aseveró el yogui-. No creas que la padeces tú solo. Hay mucha gente
que la padece, aunque eso no sea un consuelo, al contrario.
-¿De qué enfermedad se
trata? -preguntó el hombre alarmado.
-Padeces la enfermedad
del círculo del 99
-¿El círculo del 99?
-preguntó el hombre extrañadísimo.
-Así es. Cuando has
alcanzado 99 te dices: «Voy a llegar a 100»; cuando has logrado 199, te dices:
«Voy a llegar a 200», y así sucesivamente. No tiene fin. Padeces la enfermedad
del círculo del 99.
-¿Y por qué lo sabes?
-Es evidente, pero además
-repuso el yogui-, tambien yo la padecí. Por eso dejé todo y me he recuperado,
aunque me temo que la mayoría de las personas siguen hasta su muerte con esa
enfermedad. En fin, amigo, otros disfrutarán de todo aquello que tú acumulas.
El Maestro dice: La avidez condiciona la mente humana como la
lagartija se adhiere a la roca. Vigilate y medita, evitando caer en la
enfermedad del círculo, del 99.
Fuente: Ramiro Calle
004. anonimo (india)
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