(Panchatantra, Siglo II ac)
Érase
una vez un pequeño y astuto chacal que muy hambriento rondaba por la orilla del
gran río en busca de algún pececillo o cangrejito con que alimentarse.
Pero
en el fondo del río vivía un enorme cocodrilo, que también estaba hambriento y
que, escondido entre el barro y las cañas, espiaba al chacal en espera de que
en cualquier momento diese un paso en falso y cayera al agua para comérselo.
En
varias ocasiones a punto estuvo el chacal de meterse precisa-mente en la boca
del cocodrilo, pero valiéndose de su astucia logró salvarse del mortal peligro.
Entonces,
temeroso de ser engullido por el feroz cocodrilo, el chacal decidió irse a
pescar a otro lugar del río, donde no estuviera bajo la constante amenaza del
saurio. Pero éste, muerto de hambre y loco de rabia al ver que se le escapaba
tan rico bocado, determinó salir del río e ir en busca de la guarida del chacal
para vengarse de él. Y ésa fue su perdición, porque enterado el astuto chacal
de que el cocodrilo aguardaba en el interior de su madriguera para comérselo,
encendió una enorme hoguera a la entrada hasta que el enemigo, impotente para
franquear la barrera de llamas, quedó reducido a un montón de cenizas.
El
elemento propio da fuerza y confianza; salirse de él es un riesgo imprudente.
004. anonimo (india)
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