Una mujer,
deshecha en lágrimas, se acercó hasta el Buda y, con voz angustiada y
entrecortada, le explicó:
-Señor, una
serpiente venenosa ha picado a mi hijo y va a morir. Dicen los médicos que nada
puede hacerse ya.
-Buena mujer,
ve a ese pueblo cercano y toma un grano de mostaza negra de aquella casa en la
que no haya habido ninguna muerte. Si me lo traes, curaré a tu hijo.
La mujer fue
de casa en casa, inquiriendo si había habido alguna muerte, y comprobó que no
había ni una sola casa donde no se hubiera producido alguna. Así que no pudo
pedir el grano de mostaza y llevárselo al Buda.
Al regresar,
dijo:
-Señor, no he
encontrado ni una sola casa en la que no hubiera habido alguna muerte.
Y, con
infinita ternura, el Buda dijo:
-¿Te das
cuenta, buena mujer? Es inevitable. Anda, ve junto a tu hijo y, cuando muera,
entierra su cadáver.
*El Maestro
dice: Todo lo compuesto, se descompone:
todo lo que nace, muere. Acepta lo inevitable con ecuanimidad.
004. anonimo (india)
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