Salieron
a rodar tierra un gallo, un pato y un gato. Y toman los campos y
encontraron una vivienda sola. Y se posesionaron allí. Pero esa
vivienda había sido de dos tigres y un burro. Ya vienen los dueños.
En eso que ven que hay gente en la vivienda de ellos, no llegaron,
estuvieron en parlamento.
-¿Qué
será? ¿Qué gente será?
Dispusieron
los tigres que juese el burro por tener los pasos más lentos. Di
allá la otra gente ya los estaba vichando también. Entonces se prepararon. Dispusieron que el gato se iba a
poner encima de la puerta con el oujeto, cuando entrara, l'iba
abrochar los ojos con las uñas. Y así lo hizo. Entonce el gallo se
subió encima del lomo del burro y le comenzó a dar con las
espuelas. El pato que no tenía defensa ninguna, andaba asustado, los
ijaridos, y decía:
-¡Cuá,
cuá! ¡Cuá, cuá!
El
gallo lo había espoliau al burro. Le había sacau el lomo
listimandoló a chuzazos con las púas desde la cola hasta las
orejas. Que era una sola sangre no más lo que lo había lastimau.
Después de un largo rato, le aflojó las uñas de los ojos el gato,
y el burro se las echó, se las espiantó. Llegó ande estaban los
tigres y los pasó no más, con el dolor que llevaba. Entonce los
tigres lu alcanzaron deseosos de saber qué gente era la que había
en la posesión de ellos. Bueno... Entonce les dice el burro:
-¡Es
una gente malísima! Cuando yo quise entrar, en ese momento, un joven
me cosió los ojos, que parece un zapatero, sí, pues. Luego otro
joven que parece ser domador, se subió en mi lomo y me comenzó a
dar con las espuelas. Y si no es por un joven petizo que andaba ahí,
que le decía: ¡Basta! ¡Basta!, me matan.
Los
tigres no quisieron saber nada de la casa y se mandaron a cambiar y
no volvieron más.
Ramón
Tapia Ponce, 71 años. Rivadavia. Mendoza, 1951.
Trabaja
en los viñedos de la región. Buen narrador. Variante del cuento
tradicional.
Cuento
619. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 048
No hay comentarios:
Publicar un comentario