Una
vez, hace ya muchos años, cuando han venido al mundo los sapos, uno
de estos señores ha cometido un delito muy grave y lo han llevado
preso. La autoridá le quería dar el pior castigo. Entonce uno de
los jueces ha dicho:
-Lo
han de quemar. Que le han de dar la pena del fuego.
Otro
ha dicho:
-Lo
han de echar al agua. Merece la pena del agua para que muera augado.
Y
otro le ha preguntado al preso:
-A
qué castigo le tiene más miedo.
Entonce
el sapo ha dicho:
-Yo
le tengo más miedo al agua que al fuego. Yo tengo mucho miedo de
morir augado.
Entonce,
para que sufra más lo han mandado a echar al agua. Y lo han tirado
con todas las fuerzas, y ha caído bien adentro del agua, el sapo.
Todos
han esperado ver aparecer al sapo muerto, pero el sapo ha nadado con
todas sus fuerzas y de allá, lejo, ha empezado a cantar:
Qué más quiere el
sapo que lo echen al agua.
Qué más quiere el
sapo que lo echen al agua.
Y
así ha salido el refrán: Qué más quiere el sapo que lo echen al
agua.
Antenor
Sánchez, 73 años.
Chicoana.
Valle de Lerma. Salta, 1954.
Cuento
770 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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