El
burro tenía unas parvas de trigo trillado y quería aventarlo, y no
hallaba gente para aventarlo. Y entonce el burro dice:
-¿Cómo
voy a hacer para aventar este trigo? De alguna forma tengo que hacer.
Y
pensaba y pensaba, y al fin se arregló. S'hizo el muerto. Y 'taba
tirau en el suelo cerca de la parva. Ya 'taba muerto, áhi, botau al
sol, estirau largo a largo. Y cuando 'ta ba muerto empezaron a volar
los pájaros, los jotes. Y viene un jote y se asienta en el muerto. Y
el burro 'taba con el ocote bien abierto, y va el jote, justo, y le
pica el ocote. Y entonce el burro le ciñó la cabeza con el ocote, y
el jote lo que se vido preso empezó a aletiar. Y entonce el burro
comenzó a dar güeltas en l'era, y el pájaro aletiaba y él iba a
aventarlo. Y aventó una güena parte del trigo. Y cuando se cansó
el burro lo largó al jote, y claro, el jote quedó medio azonzau y
con la cabeza pelada. Y al rato se volvió a hacerse el muerto, el
burro, y volvió a agarrar otro jote en la misma forma, y volvió a
disparar por el trigo, y áhi terminó de aventar el trigo.
Y
claro, el jote 'taba muy avergonzau de lo que le había pasau por
haberlo picau al burro en el trasero y no en otra parte, y es que
dice:
-Te juro y te conjuro,
que primero al ojo
y después al culo.
Pero
así el burro aventó no más el trigo y el jote se quedó toda la
vida con la cabeza pelada. Y así es, pues.
Pedro
Álvarez, 69 años.
Buena
Esperanza. Vicente Dupuy. San Luis, 1947.
Hacendado.
Buen narrador.
Cuento
736 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 048
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