Dicen
que los sapos en el canto cuentan lo que les ha pasado cuando eran
gente. Porque dicen que eran gente. Dicen que un hombre muy rico
cuando 'taba ya muy viejo ha reunido a los parientes pa ver qué
corazón tenían. Cuando les ha preguntau qué podían hacer por él
han dicho que nada, pero cuando ha dicho si lo querían heredar,
todos han dicho que sí. Dicen que Dios los ha castigau y los ha
hecho sapos. Dicen que 'tán castigaus a decir así, como una
conversación. Uno dice primero y contestan
los otros:
-Cuando
yo me muera,
¿quién
mi ha de llorar?
-No
mi hi di ocupar,
no
mi hi di ocupar.
-Cuando
yo me muera,
¿quién
mi ha de velar?
-No
mi hi di ocupar,
no
mi hi di ocupar.
-Cuando
yo me muera,
¿quién
mi ha de rezar?
-No
mi hi di ocupar,
no
mi hi di ocupar.
-Cuando
yo me muera,
¿quién
mi ha de enterrar?
-No
mi hi di ocupar,
no
mi hi di ocupar.
-Cuando
yo me muera,
¿quién
mi ha de heredar?
-Yo,
yo, yo, yo...
Y
así dicen clarito y hasta el presente lo repiten.
Carmen
Rasgido, 70 años. Belén. Catamarca, 1951.
La
narradora imita con gran propiedad el llamado canto de los sapos, en
el que suele oírse un solo y
luego un coro.
Cuento
771 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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