El
caso di un conejo qui hacía daño en un
rastrojo. El conejo es siempre dañino. Entraba a comer el trigo, a
sacar las papitas, en fin, lo que había en el rastrojo. Molestaba
mucho. Picaba las plantitas y comía todo. Y el dueño del rastrojo
venía y encontraba hecho el daño y ha resuelto poner una trampita.
Le hizo una trampita, un hombre-cito de cera, en la puertita por
donde entraba el conejo. Entonce en la noche llegó el conejo y al
hombrecito le dice:
-Permiso,
amiguito, para pasar para adentro.
El
hombrecito no le ha contestado.
-Permiso,
mi amiguito.
Así,
repetidas veces ha insistido en entrar. El hombrecito no le
contestaba. Entonces él se nojó diciendo:
-No
permita que le pegue porque no me contesta, porque yo tengo necesidá
de pasar. No permita que le pegue. Entonce que no le contestó éste,
le pegó una patada. La patita se quedó pegada. Después así ha
seguido y otra vez, otra patada, y se quedó pegado. Y ya le dio un
sopapo. También se le quedó pegada la manito. Con la otra manito le
pegó y también se quedó pegado. Y después le decía que le va a
dar un chirlo con la cola, con su colita. También su colita se quedó
pegada. Entonce él ha querido morderle. Le ha mordido y se quedó
peor pegado.
Al
otro día viene el hombre, le encuentra en la trampa, vivo. Le saca y
le ata para matarle, y le dice:
-Dañino,
ahora vas a morir.
Y
le dejó atado para volver y matarle.
Él
quedó atadito, hasta que venga el hombre.
Ante
que venga el hombre, pasó por ahí un zorro y le preguntó:
-¿Che,
por qué 'tás atado?
-Pero,
el dueño de este rastrojo quiere que me case con su hija, y yo no me
quiero casar. Ésa es la razón que me tiene atado.
-Chey...
yo me voy a casar... Yo te dehato y dejame atado a mí.
-¡Bueno!
Así
hicieron. El zorro deható al conejo y el conejo le dejó atado al
zorro, ahí, en su lugar y se fue el conejo haciendolé la burla.
El
zorro quedó atado. Cuando volvió el hombre quien lo ató, le dice:
-Por
qué 'tás atado vos -le preguntó al zorro.
Y
el zorro le dice:
-El
conejo me dejó acá porque dice que usté le quiere hacer casar con
su hija y él no quiere. Yo me voy a casar, señor.
-¡Tomá,
casar! -y le dio unos chirlos.
Y
él con el miedo pegó unos tirones, cortó la piola y se fue el
zorro. Se fue enojado el zorro a buscarlo al conejo porque si había
hecho la burla de él. Se fue a buscarlo, y en tanto buscarlo le
encontró al conejo. Cuando el conejo lo ha visto al zorro, dice que
si ha agarrado él di una peña. 'Taba agarrado di una peña. Ante
que el zorro hable a él, él le ganó de mano. Le dice:
-Che,
hermanito, viene la quemazón, por allá. Se van a quemar mis hijos
que 'tán acá adentro. Ahí tengo la casa. 'Tán mi señora, mis
hijos. Haceme el bien de tenermeló vos a la peña, yo voy a traer un
palo para poner de puntal.
El
zorro olvidó todo y le quiso ayudar. Él se quedó a agarrar la
peña. Y se fue el otro haciendosé más la burla. No había teniu
hijos, ni nada. Él se cansó de tener la peña. Al último, no venía
el conejo, él largó la peña y salió disparando... Y de verle que
era mentira, el zorro se va a buscarle. Se va a buscarle y lo
encontró. Y enojado el zorro le ha dicho si por qué li ha hecho
esta mala partida, que qué le tiene engañando, burlandosé de él.
-¡Ahora
te voy a comer!
-Bueno,
si me querés comer, a mí me vas a comer bien cocinado en un horno,
no me comás así crudo. Yo te pido qué me comás así. Yo te voy a
decir cómo me vas a cocinar.
Y
acepta el zorro. Entonce le dice:
-Vamos
a cavar un agujero grande y me enterrás ahí y encima ponés la leña
que arda. Cuando termine la leña ésa de arder, cuando ya esté en
brasas, es seña que yo ya me 'toy empezando a cocer. Y volvés a
poner leña. Cuando termine de arder eso, entonce es seña que ya
estoy en medio cocinarme. Y volvés a poner leña y echás un pedazo
de sal al fuego, y ande termine de arder esa leña, y va a reventar
toda esa sal, es seña que 'toy terminado de cocer. Ya 'toy cocinado,
entonce tenís que empezar a comerme guatiado.
Así
lu hizo el zorro. Y él destapa ansioso para comerlo. Nu había nada.
Él si había ido cavando un aujero.
Se
fue el zorro otra vez en busca del conejo y lo encontró más
enojado.
Al
verlo el conejo al zorro, ante de encontrarse, se metió en una
laguna, a una islita. Llegó el zorro y le dice:
-¡Ahora
te voy a comer!
-Bien,
tenés que tomar toda esa agua para sacarme. El zorro, a fin de
sacarlo de la islita, empezó a tomar l'agua. El zorro siempre tiene
miedo del agua y por eso no entraba a la laguna. Pero tomaba y tomaba
y se ha llenau di agua, y no se terminaba. Él estaba lleno,
hinchado. Salió a caminar un poquito, s'hincó con un palo en la
pancita y se murió. Y áhi se murió.
Josefa
Lamas de Mamaní, 63 años. Abra Pampa. Jujuy, 1968.
En
este cuento aparecen motivos de otros cuentos.
Cuento
670. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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