El
cuento del caballo que el dueño lo echó a la calle porque ya estaba
muy viejo y no le producía nada.
Es
un caballo que trabajó toda la vida, alrededor de treinta años,
porque hay caballos que viven hasta esa edá y otros más también. Y
bueno, ya cuando no servía para nada, el patrón lo echó afuera del
campo y le dijo que no volviera más al campo porque le comía mucha
comida, mucho pasto, y que él no lo podía tener, que ya no servía
para nada, salvo que viniera únicamente, que estuviera más fuerte
que un león.
Entonces,
este caballo, apenado, siguió caminando por los caminos y ya
buscandosé la vida como podía, pero siempre con una enorme pena,
¿no? Y un día que se encontraba triste, se encuentra con una zorra.
Y la zorra le dice:
-¿Qué
te pasa, querido amigo? -le dijo al caballo.
Y
el caballo le contó su pena. Le dijo:
-Mi
dueño me ha echado al camino y porque ya no sirvo para nada, estoy
muy viejo y me ha dicho que únicamente regrese si estoy más fuerte
que un león.
Entonces
la zorra, con toda su inteligencia, pensó algo para hacerle el bien.
Y le dijo:
-Bueno,
si tú sigues mi consejo, yo te puedo hacer más fuerte que un león.
-¿Y
cómo? -le dijo el caballo.
-Bueno,
tú te tirarás al suelo y te harás el muerto. Yo buscaré un león
que conozco, en el bosque, y él te va venir para comerte.
Entonces,
este, hicieron así. Él se tiró al suelo y la zorra fue a buscar al
león. Entonces la zorra le dice al león:
-Mira,
hay un caballo muerto en medio del camino. Sería conveniente, si
tienes hambre, que lo vayas a comer.
Entonces
el león, que tenia hambre, vino rápidamente, gustoso, ¿no? Y
cuando se disponía a morderlo ya, dice la zorra:
-Un
momento, me parecería más conveniente que te lo llevaras hasta tu
guarida.
-¿Y
de qué manera? -dice el león.
-Bueno,
ponte la cola junto a la cola del caballo, que yo los voy atar
fuertemente y así lo llevás a la rastra.
Dicho
y hecho, el león se puso al lado del caballo y cuando ya estaban
amarrados, le pegó un golpe al caballo en las costillas y le dijo:
-Bueno,
dispara siempre y corre sin parar hasta la casa de tu dueño.
El
caballo se levantó, y enfurecidamente, corría disparando a gran
velocidá para que se golpiara el león. Y el león no podía hacer
pie. Iba dando tumbos en la tierra. No podía hacer pie así que de
ninguna manera éste pudo incorporarse. Y de esa manera, el caballo
entró disparando a la casa de su dueño y le dijo:
-Aquí
me tiene, más fuerte que un león.
Claro,
el león, con tantos golpes estaba desvanecido, ¿no? Y de esa
manera, entonces, le dijo el dueño:
-Ahora
sí que veo que eres más fuerte que un león. Quédate en mi campo
para toda la vida.
Ronaldo
Elleceer Urruti, 35 años.
Cañuelas.
Buenos Aires, 1969.
Joven
hacendado con gran vocación de narrador.
Aarne-Thompson,
Tipo 78.
Cuento
816 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 048
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