Dice
que una vez el burro había sembrau trigo. Y se le había dau muy
lindo. Ya lo había segau. Lo tenía ya en l' era
para trillarlo. Y bueno, agarró y lo trilló al trigo. Y pensaba él,
para aventarlo, cómo s' iba arreglar. No sabía cómo hacer. Él no
podía aventar a pala, nada. Y entonce alvierte él que andaba arriba
un cuervo y dice:
-¿Sabe
que me voy hacer el muerto?
Y
así había hecho. Se había tirau en el campito y había dau güelta
el sieso.
Y es claro, de verlo al animal tirau áhi, ha créido que 'taba
muerto, y se viene a pique el cuervo. Y se asienta en el burro el
cuervo, y áhi le ve el sieso salíu al burro. El cuervo siempre tira
a picar en donde es blando, si no son los ojos, es el sieso. Y áhi
li ha picau el sieso al burro. Y claro, lo qui ha pegau el picotón
el cuervo, cierra el sieso el burro y lo apreta de la cabeza al
cuervo. Entonce se levanta. El cuervo aletiaba, tiraba mucho viento,
y el burro daba güelta galopiando en l'era. Y así tuvo dando
güeltas hasta que aventó todo el trigo.
Y
claro, lo que lo soltó, quedó el cuervo para siempre con la cabeza
pelada.
Eusebio
Maita, 46 años. Salta, 1952.
Cuento
725 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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